Los 11 principios básicos del liderazgo pleno

Phil Jackson, uno de los mejores entrenadores de baloncesto de todos los tiempos, nos da las claves para mejorar en la gestión de equipos.

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David Fernández

Liderar un equipo es un asunto complejo, y ya sea en una empresa o en un equipo deportivo, las pautas son las mismas: un grupo de personas que trabajan de manera organizada para lograr una meta, todo ello bajo la batuta de una persona que ejerce de coordinador.

Phil Jackson, es un entrenador de baloncesto, ya retirado, del que ya hemos hablado en otras ocasiones. Comenzó su carrera como jugador de baloncesto en la NBA (liga de baloncesto norteamericana) donde consiguió, dos títulos y posteriormente, ya como entrenador 11 títulos más. Un record absoluto.

Jackson, criado en el seno de una estricta familia cristiana pentecostal nos habla de su largo camino de aprendizaje para convertirse en un buen líder en su libro "Once Anillos" donde comparte su experiencia, aciertos y errores a los largo de sus más de 30 años en el mundo del baloncesto. Su método holístico de entrenamiento combina psicología, prácticas espirituales propias de los indios nativos americanos y diversas formas de filosofía oriental.

 

 

 

En su libro nos habla de 11 principios básicos que uno debe tener en cuenta para convertirse en un gran entrenador, pero que, a su vez, son aplicables a un gran líder de cualquier otro ámbito:

  1. Lidera de dentro a fuera: el líder debe ser honesto con el grupo, cuando habla desde el corazón, recibe más atención y los jugadores se benefician más de sus ideas.
  2. Deja el ego en el banquillo: hay un camino intermedio entre el líder dominante y autoritario y el paternalista que pretende ser el mejor amigo del jugador. La mejor manera de conservar el liderazgo del grupo es la de delegar parte de ese liderazgo, así hasta el último miembro del equipo de siente importante, responsable de su parcela de trabajo y útil para el equipo.
  3. Deja que cada jugador descubra su propio destino: un entrenador no debe imponer su voluntad a los miembros del equipo, pero sí debe inspirarles para que sean capaces de pensar y encontrar soluciones por sí mismos.
  4. El camino a la libertad es un excelente sistema: Phil Jackson utilizó en su juego un sistema llamado "triángulo ofensivo" en el que el elemento más positivo según el propio Phil "radica en que estimula automáticamente la creatividad y la labor de equipo, con lo cual libera a los jugadores de tener que memorizar decenas de jugadas preestablecidas...dota de poder a los jugadores, pues ofrece a cada uno el desempeño de una función decisiva, así como un alto nivel de creatividad en el marco de una estructura clara y definida". En este principio se insiste en la autonomía, la creatividad y la responsabilidad del jugador dentro de una estructura clara y definida. Los jugadores gozan de libertad pero también de obligaciones. Caricaturizando la situación, hoy en día nos encontramos con el líder que no delega, que no cede, y con el jugador (trabajador) que solo acepta derechos y no obligaciones.
  5. Sacraliza lo mundano: cada grupo tiene sus propios rituales, sus particularidades, que desde fuera pueden ser vistos como algo extraño, pero que desde dentro une a todos sus miembros. Se sienten parte de ese elemento en común.
  6. Una respiración = una mente: la meditación sirve para liberar la mente de tensiones, pero también se debe conceder cierta libertad a los miembros del equipo. Si les encierras en una jaula todas sus energías y pensamientos irán destinados a conseguir escapar de esa jaula. Debe haber reglas y orden, cierto, pero también libertad creativa.
  7. La clave del éxito radica en la compasión: unos comentarios amables y considerados pueden ejercer un intenso efecto transformador en los miembros del equipo. La compasión, la amabilidad, etc. no son signos de debilidad, son síntomas de fortaleza.
  8. Fíjate en el espíritu más que en el marcador: la verdadera fuerza que un equipo se alcanza cuando cada uno de sus integrantes renuncia al interés personal a cambio del bien colectivo.
  9. A veces hay que sacar el garrote: el líder no solo debe otorgar libertad, en ocasiones también debe mostrarse firme y duro para corregir el rumbo de una situación que se ha convertido en un problema, pero no debe ser una constante ni una excusa para regodearse en la sensación de poder sobre el grupo.
  10. Ante la duda, no hagas nada: en algunas ocasiones la mejor solución consiste en no hacer nada. Phil cita un estudio publicado en la revista Science en el que extrajeron la conclusión de que el inconsciente resuelve de forma excelente problemas complejos cuando la conciencia está ocupada con otra cuestión o cuando no se le exige nada. Seguro que muchos de nosotros hemos estado enfrascados intentando solucionar un problema y cuando nos hemos ido a correr o al cine, se encendió la bombilla.
  11. Olvídate del anillo: uno no debe obsesionarse con ganar hasta el punto de perder el control de sus emociones. Obsesionarse con ganar es el juego de los perdedores. Si una persona trabaja al 100% el resultado estará más cerca de producirse, pero lo que seguro obtendrá será una victoria interior.


Para finalizar me gustaría citar una frase de Phil Jackson que resume estos 11 puntos de un manera muy breve y que seguramente sería útil recordar cuando nos encontremos al frente de un equipo:

“No es necesario recordar que la profesión de entrenador atrae a un montón de freaks controladores que sin cesar recuerdan a todo el mundo que son el “macho-alfa” del vestuario. A lo largo de los años he aprendido que el enfoque más eficaz consiste en delegar tanta autoridad como sea posible y fomentar la habilidad de liderazgo de los demás. Cuando lo consigo no solo se acrecienta la unidad del equipo y se da pie a que los demás crezcan, sino que mi papel como líder se refuerza”. (Phil Jackson)

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