?Te cuesta aprender idiomas?

¿Te cuesta aprender idiomas? La clave está en tu cerebro.

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Patricia Lanza

 

Las vacaciones de verano son el momento que solemos aprovechar para viajar al extranjero y, con ello, también uno de los pocos en los que podemos y debemos practicar esos idiomas que con tanto esfuerzo hemos intentando aprender.

Aunque en el ámbito laboral saber más de dos idiomas supone una ventaja, cierto es que muchos de nosotros no los usamos tan a menudo como nos gustaría. Otros, por el contrario, darían lo que fuera por no verse en la situación de tener que comunicarse en otro idioma jamás, porque tanto el aprendizaje como la práctica les resulta tan complicado y frustrante como intentar escalar una montaña a la pata coja.

Y es que está claro que el aprendizaje de idiomas, como muchas otras habilidades, no resulta igual de sencillo para todo el mundo. Pero, ¿a qué se deben esas diferencias?

Parece ser que todo depende de la conectividad de nuestro cerebro. Todos sabemos que el cerebro es una red que funciona a través de la transmisión de información entre neuronas. Estas conexiones se van creando y fortaleciendo con nuestras experiencias. Estas conexiones son las que nos definen. Y es que nuestro cerebro no descansa nunca porque incluso cuando creemos no estar haciendo nada nuestro cerebro está transmitiendo información entre distintas zonas. Es lo que se denomina "conectividad funcional en estado de reposo".

Y parece que esta conectividad en reposo es la que puede predecir la facilidad o dificultad que tenemos para aprender idiomas.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de McGill (Canadá) demostró que en función del patrón de conexiones neuronales que tuvieran las personas mostraban, asimismo, más o menos dificultad para aprender un segundo idioma de adultos. De este modo, mediante una resonancia magnética se estudió qué áreas reflejaban conexiones en distintas personas que iban a aprender otro idioma y se vio que en función de las áreas concretas que se comunicaban en cada persona, éstas mostraban más o menos fluidez verbal, velocidad de lectura... Es decir, conexiones concretas suponen más facilidad para habilidades concretas.

En otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Washington, liderado por la profesora Chantel Prat, y realizado con universitarios se determinó que el 60% de la variabilidad el aprendizaje de una segunda lengua se explicaba a través de la actividad funcional en estado de reposo.

Hay que tener en cuenta que estos patrones suponen una predisposición para un mayor o menor éxito en el aprendizaje del idioma, pero dada la plasticidad neuronal del cerebro, no implica que seamos incapaces de aprender. Básicamente, lo que podemos extraer de esto es que aún queda un amplio porcentaje (el 40 según la Universidad de Washington) para que jueguen otros factores como la motivación y que, además, las metodologías de enseñanza se deberían adaptarse a cada persona.

Basado en esta idea, se ha pensado que alterando los patrones de las ondas cerebrales en reposo se podrían reforzar otros vinculados a una mejor habilidad de aprendizaje, por lo que se están desarrollando programas de realidad virtual.

Un ejemplo de esto es el programa denominado Lengua de Trabajo y Sistema de Formación Cultural (OLCTS), financiado por la Oficina de Investigación Naval de los Estados Unidos. En este, el alumno va pasando a través de distintas escenas, comunicándose con diferentes personajes y comprobando a la vez, su pronunciación.

Aquí tenéis un ejemplo de cómo funciona:

 

 

 

Así que... ¡no hay excusas para no ponerse a aprender idiomas!

 

 

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