Predicción afectiva

 

Emociones que están por venir.

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Nuria Fernández López

Los seres humanos, aunque nos etiquetemos como racionales (unos más que otros), somos principalmente emoción. Y éstas, son un gran condicionante para bien y para mal en nuestras vidas. Somos capaces de experimentar una gran cantidad de emociones, emociones que condicionan como reaccionamos y actuamos.

Aunque normalmente cuando hablamos de emoción pensamos por lo general en el presente y en el pasado, también es interesante pensar en la emoción a futuro. O sea, las emociones que ni hemos experimentado, ni estamos experimentando, sino que anticipamos experimentar.

El termino predicción afectiva es un término que se utiliza dentro de la psicología para definir la capacidad de las personas para realizar predicciones acerca de su estado emocional futuro y de las consecuencias de estas.

Vamos a la investigación. Los resultados de los estudios llevados a cabo por los psicólogos Timothy Wilson y Daniel Gilbert revelaron que las personas somos tremendamente torpes (vaya sorpresa) a la hora de intentar predecir nuestros estados emocionales. Y aunque pueda parecer sorprendente, lo cierto es que gracias a la gran cantidad de sesgos cognitivos que usamos para evaluar la realidad en nuestro día a día, somos prácticamente incapaces de determinar con exactitud cómo, cuándo y con qué intensidad vamos a experimentar nuestras emociones en el futuro, aunque la sensación subjetiva que tengamos en muchos momentos sea justamente la contraria.

La razón fundamental de ello es que anticipamos cómo nos sentiremos, partiendo de como nos sentimos en el presente, y estos sentimientos interfieren y nos ciegan a la hora de tomar decisiones, ya que el futuro llevará parejo circunstancias que en el momento presente no somos capaces de predecir.

Dentro de los elementos que integran el concepto de predicción afectiva, existen algunos sobre lo que somos más hábiles a la hora de hacer nuestra predicción.

Valencia afectiva: Se manifiesta en el valor de la emoción, en la capacidad de saber si una persona o evento nos reportará emociones positivas o negativas. Los estudios revelan que las personas somos muy hábiles a la hora de predecir este factor, lo que significa que tenemos bastante claro qué cosas generan emociones positivas y qué otras cosas provocan emociones negativas y nos producen sentimientos de aversión.

Emociones específicas: Generalmente tenemos la capacidad de predecir nuestras emociones, somos conscientes de qué circunstancias nos hacen y nos harán felices y qué otras nos generan o generarán sentimientos angustia, miedo, inseguridad o ansiedad.

Intensidad y duración de las emociones: Podemos predecir con bastante precisión tanto la valencia afectiva como las emociones específicas, sin embargo, en cuanto a la capacidad de predicción de la intensidad y la duración de las emociones, los datos revelan que no somos tan diestros. La investigación demostró que las personas tendemos a sobreestimar la duración e intensidad de nuestras reacciones emocionales futuras.

Y para que nos sirve todo esto. Pues como en otros muchos ámbitos del desarrollo humano, saber que no somos tan eficaces cuando hacemos predicciones con respecto a nuestro mundo emocional, nos puede ayudar a la hora de tomar decisiones a futuro, cuando el componente emocional tenga mucho peso y anticipemos cómo nos sentiremos, ya que, desde ya, sabemos que la probabilidad de acierto es bastante poco probable.

 

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