La inspiración, mejora si te pilla descansando.

"Estímulo o lucidez repentina que siente una persona y que favorece la creatividad, la búsqueda de soluciones a un problema, la concepción de ideas que permiten emprender un proyecto, etc.,"

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Nuria Fernández López

En contra de lo que muchos creen, la musa de la inspiración parece que llega mejor cuando no la presionamos para que se manifieste.

Quien más y quien menos andamos algo presionados por tener buenas ideas, llevar a cabo proyectos innovadores, presentar soluciones en las que nadie haya pensado antes. Estas exigencias llegan tanto de fuentes internas, o sea nosotros mismos, como externas: clientes, jefes, etc.

Sometemos a nuestra máquina de pensar a un funcionamiento revolucionado para alcanzar esa inspiración que sea fuente inagotable de ideas, proyectos, planes, frases...

Pues parece ser que estrujarse el cerebro no es la mejor opción para conseguir dicho propósito. La inspiración funciona justo, al contrario. Las investigaciones científicas muestran que suele hacer acto de presencia precisamente cuando el cerebro está reposando.

Veamos. En 2006, por ejemplo, los psicólogos holandeses Dijksterhuis, Bos, Nordgren y Van Baaren publicaron en la revista Science un estudio titulado: "Tomar la decisión acertada: la deliberación sin atención". Para su investigación, pidieron a un grupo de personas que eligieran el que a su entender era mejor vehículo para comprar entre varios de ellos, de cada uno de los cuales se especificaban 12 características. A un grupo de participantes se le permitía pensarlo, mientras que al otro se le distraía. Pues bien: el grupo que no se había podido concentrar fue el que tomó las mejores decisiones. Contrariamente a lo que afirma la sabiduría popular, no siempre es ventajoso enzarzarse en una deliberación consciente antes de decantarse por una elección», concluyen los autores. «En la compra de productos complejos se obtienen resultados bastante más favorables cuando se toman decisiones en ausencia de una atenta deliberación».

Benjamin Baird, investigador del Centro del Sueño y la Conciencia de la Universidad de Wisconsin, y su equipo llegaron en 2012 a una conclusión muy similar.  Tras hacer varios estudios experimentales publicaron en la revista Science un artículo con el título:" Inspirados por la distracción: dejar vagar la mente facilita la incubación creativa". Según los autores: «Realizar tareas externas sencillas que permitan a la mente divagar puede facilitar la resolución creativa de problemas».

Parece entonces que por mucho que nos empeñemos en darle vueltas y más vueltas a algo, esto no hará que nuestro cerebro establezca las conexiones necesarias para alcanzar la inspiración. Por el contrario, si optamos por dar un paseo por el campo, practicar algún deporte, escuchar algo de música, o cualquier cosa que suponga una liberación mental, estamos proporcionando a nuestro cerebro la oportunidad de inspirarse. Dedicar tiempo extra sin descanso no solo no va a facilitar nuestra posibilidad de inspirarnos, sino que muy al contrario, posiblemente acabe bloqueándonos. Cada uno seguro tenemos en  propia experiencia ejemplos varios de soluciones a problemas encontradas justo cuando dejamos de empreñarnos en encontrarlas. En ese momento nuestro cerebro se libera y fluye de una manera más inspiradora.

Esta idea no es contraria al esfuerzo, trabajo, constancia, tesón, etc. necesarios e imprescindibles para alcanzar logros. Viene a reforzar e impulsar otras formas de hacer para ser más eficientes con el menor coste y desgaste provocado por la presión a la que nos sometemos con la sobreexigencia.

La famosa frase de Pablo Picasso: "Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando" queda un poco en entredicho, ya que el estrés y la presión mental merman nuestra capacidad de creación, aunque es cierto que sin trabajo los logros tampoco llegarán. Como en todo en la vida, en encontrar el equilibrio está la respuesta.

 

 

 

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