Si esto es un hombre

 

Hace un tiempo mi padre me envío el poema que inicia la obra "Si esto es un hombre", de Primo Levi. Decía que se sentía en la obligación moral de enviarlo. Ahora yo también estoy obligada a difundirlo. Y qué mejor medio que éste para hacerlo y reflexionar sobre él. Sobre todo en estas fechas.

 

 

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Patricia Lanza

 

Primo Levi fue un escritor italiano de origen judío sefardí, superviviente del Holocausto. Su obra "Si esto es un hombre" fue un relato que escribió entre 1945 y 1947 en el que cuenta su día a día en el campo de concentración de Auschwitz. Como podréis imaginar, una historia como la que relata en este libro no es algo que te deje indiferente. Y este poema, tampoco.

En muchos post hemos hecho referencia a la necesidad de reducir nuestras quejas y ser más conscientes de las cosas buenas que nos rodean para vivir más felices. Es cierto que el saber que hay otros que están peor que tú, como en el cuento de los altramuces del Conde Lucanor, no suele servir de mucho consuelo. No nos creemos tan tontos como para que el mal de muchos nos consuele. Pero a veces no es cuestión de consolarse sino de reducir nuestro egoísmo porque, aunque todos nos acostumbramos rápido a lo bueno, no deja de ser cierto que, en general, todos los que estamos leyendo este post seguramente nos encontramos en una posición privilegiada respecto a miles de seres humanos que viven en condiciones realmente duras. No hace falta ni que dé ejemplos, con poner las noticias ya vemos cómo es el mundo que nos rodea y lo difícil que lo tienen muchas personas. Sin tener que irnos a otros continentes o países. Aquí mismo, a la vuelta de la esquina, podemos encontrar casos de personas que están viviendo situaciones de todo tipo por las que no debería pasar nadie.

Así que espero que este poema os ayude a recordar de vez en cuando. A valorar más lo que tenéis. A desear menos aquello de lo que no disponéis pero que, seguramente, no es tan importante y, seguro que no es necesario. A recordar que hay gente necesitada. Necesitada de muchas cosas, no sólo de dinero o comida, también de amor, paz, seguridad, apoyo, respeto... De tantas cosas que nosotros damos por hecho porque nos parecen básicas, pero que para otros son un privilegio imposible de alcanzar. A estar más dispuestos a brindar una mano a quien la requiera conscientes de que no es un favor que les otorgamos, sino algo a lo que nos obliga nuestra conciencia porque sabemos que somos más afortunados sólo porque el azar o el destino lo ha querido así, pero que podríamos ser nosotros los que estuviéramos en el otro lado. Básicamente a pensar menos en nosotros y en nuestras necesidades para centrarnos en las de los demás. Y así, aunque parezca paradójico, sentirnos mejor, más felices.

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