Falacia de la llegada

"Es un error común en el ser humano fijar nuestra mirada siempre en el objetivo que queremos alcanzar mañana". Tal Ben-Shahar

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Nuria Fernández López

La Falacia de la llegada es definida por Tal Ben-Shahar, experto en psicología positiva como: "la falsa creencia de que llegar a un destino valioso puede mantener la felicidad". Hay ejemplos múltiples de que llegar a lo más alto no es garantía en absoluto de ser más feliz. Incluso en muchos casos, llegar a lo más alto ha sido la peor opción para muchas personas.

La búsqueda de la felicidad ha sido una constante en la historia del ser humano. Muchas personas ponen su felicidad/bienestar en manos de la consecución de logros. Y es aquí dónde radica el error, ya que la evidencia demuestra que alcanzar incluso los logros más extraordinarios no garantiza la satisfacción personal en el medio y largo plazo.

Ed Diener, psicólogo estadounidense, conocido como Dr. Happiness, destacado investigador en felicidad y en la medida del bienestar define el término de bienestar subjetivo o felicidad, como "la evaluación que hace la persona de su vida". En esta evaluación hay dos componentes claves:

  • el componente cognitivo que se refiere a la valoración racional que hacemos de nuestra satisfacción con la vida.
  • el componente afectivo que se refiere a la valoración afectiva sobre nuestros estados de ánimo y emociones.

Por tanto, no se trata de alcanzar logros, metas u objetivos, la clave radicará en la valoración que hagamos de lo vivido, es por esto, que muchas personas entran en estados emocionales muy bloqueantes cuando después de mucho trabajo, tiempo y esfuerzo alcanzan lo que creen será su fuente de felicidad, y comprueban que su bienestar es sólo momentáneo y que en el medio y largo plazo siguen experimentando las mismas emociones negativas con respecto a sus propias vidas. Entrando en un bucle de búsqueda e insatisfacción continua.

Algunas investigaciones han tratado de dilucidar QUÉ nos hace más felices, si la frecuencia de experimentar emociones positivas o la intensidad de dichas emociones. Parece que los resultados inclinan la balanza a que es la frecuencia de las emociones positivas, aunque sean de intensidad baja, lo que nos hace más felices, y no la intensidad de las mismas.

Muchas investigaciones en la actualidad plantean que puesto que el bienestar no está relacionado con el logro, sino con la valoración y con la frecuencia en la experimentación de emociones positivas, podemos establecer hábitos que nos permitan cada día incrementar nuestro capital de bienestar.

Sonja Lyubomirsky, conocida investigadora sobre "felicidad" plantea un modelo que sugiere que podemos incrementar nuestros niveles de felicidad de forma intencional, a través de diferentes acciones:

  • Expresar gratitud y aprecio
  • Practicar generosidad
  • Esforzarse en pensar positivamente
  • Aprender a perdonar
  • Tomar conciencia de los momentos alegres
  • Cultivar relaciones interpersonales
  • Plantearse objetivos y perseguirlos activamente
  • Meditar
  • Desarrollar actividad física y ejercicio

Yo, por mi parte propongo empezar por dos de las que el profesor Ed Diener plantea, a priori al alcance de cualquiera.

  • La simplificación de la vida. El acaparamiento y el querer llegar y estar en muchos lugares a la vez, supone una gran barrera para el bienestar, soltar lastre resulta muy liberador.
  • La gratitud aparece siempre como denominador común a la hora de alcanzar el bienestar personal. No agradecer, reconocer y valorar creo que es un obstáculo insalvable en el objetivo del bienestar.

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