El difícil reto de aceptar la adversidad

"Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma". C.Jung

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Nuria Fernández López

"Aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento. Sufres porque no aceptas lo que te va ocurriendo a lo largo de la vida y porque de algún modo crees que puedes cambiar la realidad externa para adecuarla a tus propios deseos, aspiraciones y expectativas. Pero la verdad es que lo único que sí puedes cambiar es la interpretación que haces de los acontecimientos en sí, conociendo y comprendiendo cómo funciona la mente..."

La aceptación en psicología, no es resignación, tampoco es acatamiento o aprobación, es por el contrario la decisión de admitir y afrontar las situaciones de la vida dejando atrás lo que no podemos cambiar, para centrarnos en lo que podemos controlar y corregir. La aceptación es el principio para poder poner en marcha comportamientos que preserven nuestra estabilidad emocional.
Carl Jung, psiquiatra suizo, señala: "para afrontar la adversidad es clave recordar nuestra responsabilidad en esa tarea, bien es cierto que podemos pedir ayuda, y que en instantes de sufrimiento es bueno y necesario contar con apoyos, familia, amigos e incluso psicólogos... Todo ese valioso soporte es beneficioso, no obstante, la tarea de reconstruirnos y lidiar con las dificultades, con la ansiedad o incluso con los duelos es un trabajo del que solo uno mismo es responsable."


En el momento justo en que aceptamos algo, nos abrimos a considerar otras posibilidades que puedan mejorar nuestra situación, empezamos a entrenar nuestra flexibilidad psicológica y con ello nuestra capacidad de afrontamiento y superación.
El psicólogo italiano Walter Riso apunta: "no se nos enseña a perder, aprendemos que sólo con el éxito podremos alcanzar la felicidad. Cree que esta es una educación anti-sabiduría, porque saber aceptar la derrota es un indicador de inteligencia, así como aceptar lo que escapa a nuestro control es señal de sabiduría".

La aceptación implica tolerar los conflictos o problemas, aunque sin dejar de actuar en la consecución de nuestras metas u objetivos. La aceptación implica resiliencia ya que se trata de convivir con el conflicto sin nos produzca ansiedad, estrés, ira, etc. La aceptación es una herramienta esencial para nuestro desarrollo personal. Aceptar la realidad, aquello que no podemos cambiar, no es una actitud estática, es una decisión activa. Decidimos adaptarnos a las circunstancias adversas, en vez de quejarnos o regodearnos en la frustración, el enfado o la rumiación. Al aceptar la adversidad, aprendemos y, en definitiva, nos hacemos personas más resilientes con una mayor capacidad de autorregulación emocional.

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