Estamos todos muy nerviosos

La difícil situación que estamos viviendo nos lleva  al límite de la tolerancia y el respeto provocando muchas dificultades en las relaciones personales.

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Nuria Fernández López

En los últimos tiempos hemos venido observando una situación que nos llama especialmente la atención. Es el hecho de que parece haberse producido un cierto incremento en los problemas de relación entre compañeros de trabajo, entre departamentos,  áreas,  jefes y subordinados,  clientes y proveedores.

Tal vez  la situación actual que estamos viviendo nos lleva a estar con los nervios a flor de piel y cualquier contratiempo, exigencia, demora, apremio, dificultad, etc. conlleva un enfrentamiento o confrontación. Hay una menor tolerancia, cualquier circunstancia adversa se convierte en una dificultad insalvable y en un cuestionamiento de nuestro interlocutor. Casi todo son afrentas insalvables.

Seguramente la exigencia de resultados con menos recursos personales y presupuestarios tiene bastante que ver. Pero aún así no es razón suficiente para además echar más leña al fuego.

El estrés y la presión añadida no hacen más que complicar cada vez más las cosas. Visto desde fuera como observador externo a veces parece que tanta inversión en horas de formación en comunicación, gestión de crisis, resolución de problemas, negociación, etc se ha desinflado ante la presión. Si bien paradójicamente el objetivo de tales acciones es poder gestionar de forma eficaz situaciones como las que todos cada uno desde nuestra perspectiva estamos viviendo.

Tal vez en este conjunto de acciones se nos haya olvidado incluir la Tolerancia, la Comprensión y hasta la Disculpa cuando sea necesario, y hoy en día lo es mucho, como habilidades importantes en las relaciones personales. La gran ventaja es que éstas habilidades son un empuje hacia la mejora de las relaciones y pueden enfocarnos realmente hacia la consecución de resultados positivos, frente a la presión que simplemente consigue dificultar cada vez más las cosas.

Sacar un proyecto adelante a base de cuestionamientos, reproches, exigencias extremas, además de difícil es enormemente desgastante para todas las partes implicadas.

Quizá un  buen aprendizaje que todos debemos sacar de la difícil situación que nos toca vivir es aprender a ser más tolerantes a manejar nuestras propias frustraciones y ansiedades sin arrojarlas como dardos envenenados y a no proyectar nuestro estrés si tenemos un objetivo común.

 

 

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