Nada es culpa mía, todo es culpa del otro

Todos conocemos a personas con una gran tendencia a responsabilizar a los demás de las cosas que les sucenden.

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Nuria Fernández López

 

Hace pocos días publicábamos un post en el que se analizaba un tipo de personas, las toxicas, cuya característica fundamental es que suelen hacer la vida imposible a todos los que le rodean.

El estilo de comportamiento del que me gustaría hablar hoy, pueda estar englobado dentro de ese perfil.

Todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras propias manías, nuestras formas de hacer y deshacer, nuestras reacciones medidas y desmedidas, en definitiva nuestra forma particular de comunicar y relacionarnos.

Esta forma particular de cada uno, provoca una reacción en nuestro interlocutor. Todos en nuestra cabeza tenemos a personas con los que la comunicación es fácil, fluida, agradable, positiva o hasta puede, que esté llena de contrariedades, pero son un tipo de contrariedades que no minan la relación. Sin embargo, hay personas con las que todo es complicado, en su propio estilo de relación van sembrando el malestar y el rechazo.

Hace poco coincidía con una persona con un estilo de este tipo. Personas para las que todo lo negativo que sucede a su alrededor es responsabilidad del otro. Buscan de manera permanente culpables de todas las dificultades, malentendidos, problemas, contrariedades, etc. por los que pasan.

Este tipo de personas no sólo buscan responsables-culpables, sino que además sienten la necesidad de manifestar que su malestar, es responsabilidad de otros. No es sólo su sentimiento subjetivo, sino que en cuanto tienen la menor oportunidad, aprovechan para expresar que todo aquello que no va bien, nada tiene que ver con ellos, y todo tiene que ver con otros.

Son personas con las que el diálogo es difícil sin entrar en la confrontación. Nos obligan a dar explicaciones y justificaciones permanentes, contraargumentando sus sin razones

Su discurso es del tipo: "me siento mal... porque tú has dicho", "esto está mal... porque no habéis hecho","he tenido que trabajar más horas....porque no habéis tenido en cuenta...." y así, un sinfín de acusaciones, que las exime de asumir responsabilidades en sus rutinas diarias.

Son, estas personas que no saben hacer autocrítica, no saben mirar hacia dentro y ver cuánto de responsabilidad personal hay en los sucesos.

 

 

Lanzan de manera continúa proyectiles a todo su entorno, que no puede evitar sentir un progresivo agravio y rechazo.

Al final uno se ve abocado a generar estrategias de contraataque o de evidencia empírica para demostrar que las responsabilidades de uno llegan a donde llegan, pero no más allá, y el ser diana de una acusación, no te convierte en culpable.

Son personas a las que es imposible hacer ningún tipo de crítica, ni constructiva, ni destructiva, ya que en cuanto uno comienza a analizar los hechos, despliegan todo tipo de argumentaciones que les eximen de responsabilidad alguna.

Para que un relación fluya, ambas partes han de reconocer su responsabilidad personal en como se suceden los acontecimientos. Estas personas construyen al margen de los demás,  su estrategia vital es es la culpabilización y obviamente tienen un bajo nivel de empatía. Por su parte, suelen sentirse víctimas de los errores ajenos, y muy probablemente se sientan incomprendidos, ya que desde su propia visión, las cosas tienen una lógica aplastante.

Para los demás, son personas lastre, que atentan contra la paz, la armonía, el equilibrio y consumen una gran cantidad de tiempo y energía.

Aunque es probable que todos en algún momento hayamos otorgado a otros más responsabilidad de la que le correspondía, en un acontecimiento, suceso, hecho, etc., todos y cada uno, somos responsables de nuestra realidad, con independencia del comportamiento y reacciones de los demás, y debemos asumir  la parte que nos corresponde de los hechos, para que las relaciones, personales, laborales, amistad, etc. no sean una carga, ni un lastre para ninguna de las partes.

 

 

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