Decide por lo que ES hoy, no por lo que pueda ser manana

Cuando decidimos pensando en lo que vendrá, no tenemos en cuenta que el futuro puede sorprendernos con sus propias decisiones.

 

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Nuria Fernández López

Sucede, en algunas ocasiones, en las que nos vemos obligados o necesitados de tomar una decisión, que tomamos nuestras decisiones tratando de proyectar el presente en el futuro.

Decidimos lo que haremos o como nos comportaremos a día de hoy, pensando que así conseguiremos mantener en el futuro lo que hoy hemos alcanzado, conseguido o somos.

Si hay algo que he podido comprobar en mi propia piel y en la de los demás, es que la máxima de que "lo que haga hoy  garantiza algo en el día de mañana", falla en más ocasiones de lo esperado.

Me explico, no es que no haya que pensar en las consecuencias futuras de nuestras acciones presentes, creo que si es importante tratar de anticipar qué es lo que puede suceder si actuamos de tal o cual forma. Más bien, me quiero referir a esas situaciones que nos ponen en la difícil tesitura de hacer una renuncia, una inversión,  en el presente, esperando obtener unos beneficios futuros, esto, falla en demasiadas ocasiones.

Falla, básicamente porque la proyección que hacemos es errónea, proyectamos las circunstancias presentes al futuro, pero el futuro nos sorprende con sus propias circunstancias, y muchas de ellas no estaban en nuestros planes, con lo que acabamos lamentándonos de lo decidido, hecho o sin hacer pasado.

El futuro, no existe hasta que no es presente, y hay múltiples circunstancias que inciden sobre el desarrollo de los acontecimientos que están fuera de nuestro alcance.

Esta forma de proyectar pensando que las cosa se desarrollarán tal y como lo pensamos es una fuente importante de sin sabores y frustraciones.

Dicho así, puede parecer un análisis un poco simplista, y tal vez lo sea, no pretendo hacer ningún análisis trascendente, simplemente una reflexión acerca de cómo en ocasiones decidimos o nos obligan a tomar decisiones pensando en unos beneficios futuros, que luego nos sorprenden con su propia realidad.

No quiero decir que no haya que tomar en consideración los futuribles, todos lo hemos hecho y lo seguimos haciendo, pero creo que lo realmente importante es decidir y actuar en el presente de acuerdo al presente,  porque lo que podemos ver en el día a día, es que la permanencia, es una cualidad de los acontecimientos muy poco permanente. Si todo va bien, con el día a día iremos construyendo el futuro que esperamos.

Creo que la mejor decisión, no es aquella que consigue anticipar mejor lo que vendrá u ocurrirá, sino que es aquella que más coherente y honestamente, respondiendo a principios y valores personales, se adapta a las circunstancias presentes, que es lo único que realmente está a nuestro alcance.

Es obvio, que en muchas áreas de nuestra vida, realizamos acciones pensando en el futuro,  en  educación, en la salud, en las relaciones, en los trabajos, aún así creo que la decisión no debe ser por lo que vendrá, sino por el hoy mismo.

En las ocasiones en las que nos encontramos en la posición de compradores,  en sentido figurado, de que quien nos vende una renuncia en el presente a cambio de resultados futuros, mi pregunta siempre es, qué garantía tiene mi interlocutor, qué control tiene sobre el futuro para garantizarme que si yo hago o decido lo que me está pidiendo las cosas serán cómo dice. La respuesta es siempre la misma, ninguna más que sus propias palabras y el deseo, a veces, de que así sea.

 

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