El mejor año de nuestra vida

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Nuria Fernández López

 

Como cada año por estar fechas nos asomamos al nuevo con un conjunto de sentimientos intensos. Estos sentimientos suelen cubrir todo el espectro emocional que el ser humano puede experimentar: ilusión, alegría, esperanza, miedo, tristeza, pena, entusiasmo, inseguridad..., etc. Cada uno de estos sentimientos vendrá gestado por las especiales circunstancias que hayamos vivido a lo largo del año anterior y por la actitud con la que miremos al que acaba de llegar.

En el año que comienza todo está por hacerse o deshacerse. Y en esta perspectiva, en muchos casos nos sentimos más dueños de nosotros mismos y adquirimos compromisos a cerca de aspectos que queremos cambiar o mejorar casi de forma ritual cada comienzo de año.

En este momento puesto que todo está por hacer, nos sentimos con más energía y fuerza para afrontar dichos cambios. Nos sentimos liberados de la presión y la carga de cada día y miramos los 365 días que tenemos por delante con esperanza. Es como si quisiéramos borrar de nuestro recuerdo aquello que no salió bien en el año anterior y concentrarnos en el compromiso personal de mejora. Aunque muchos no conseguiremos todo lo que en la lista de mejoras tenemos en este momento, es seguro que para muchas personas este, posiblemente será "el mejor año de su vida".

Leía hace poco que para que este sea "el año de nuestras vidas", hay que creer de verdad que así será. Habrá muchos factores que influirán sin duda en este hecho, muchos serán factores y circunstancias externas sobre las que poco podremos influir, pero otras muchas serán el resultado de nuestras actitudes y la forma en que valoremos y nos tomemos las cosas. Nada nuevo.

Y es este segundo hecho el que marcará la diferencia en la mayoría de los casos. Tal vez este año podemos introducir en nuestras cabezas como si de un mantra se tratara, la idea de que va a ser "el mejor año de nuestra vida". Es posible que no consigamos del todo un objetivo tan ambicioso, pero cualquier recorrido que hayamos hecho bajo este supuesto nos dejará una gran satisfacción de los momentos vividos. Por otro lado, si como tantas veces hemos repetido, en la mayoría de las situaciones la diferencia la marca la actitud y el pensamiento, ¿Qué tenemos que perder? ¿Por qué no puede ser este el mejor año de nuestra vida (de momento)?

 

 

 

 

 

Si nos damos las instrucciones precisas y trabajamos en nuestra propia credibilidad con los mensajes acertados, no dejándonos capturar por el derrotismo ni sometiéndonos a la tiranía  de los pensamientos sesgados y distorsionados, donde sólo se percibe aquello que actúa en nuestra contra, ¿por qué este no podría ser el mejor año de nuestras vidas? (de momento).

Al fin y al cabo, la diferencia en circunstancias normales, ya sé que hay muchas circunstancias excepcionales donde esto no aplica, entre un mal año y otro bueno, está en la forma en que nos tomamos los acontecimientos que nos ha tocado vivir.

 

 

 

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