¡Necesito días de 37 horas!

El día no tiene suficientes horas para dar cabida a tantas autoimposiciones.

 

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Nuria Fernández López

Como la risa, o al menos la sonrisa, tienen grandes efectos sobre nuestra salud, o cuanto menos, sobre nuestro estado de ánimo, os dejo este texto que me han enviado sobre las prisas y todas esas cosas necesarias y buenas para nuestra salud, y vida en general,  recomendables a  incorporar en nuestras rutinas diarias...si nos da el día para ello. Yo no he podido evitar la risa al imaginarme alguna de las situaciones que por muy surrealistas que parezcan, son reales como la vida misma.


Dicen que todos los días tenemos que comer una manzana por el hierro y un plátano, por el potasio. También una naranja, para la vitamina C y una taza de té verde sin azúcar, para prevenir la diabetes. Todos los días hay que tomar dos litros de agua (sí, y luego expulsarlos, que lleva como el doble del tiempo que llevó tomárselos).


Todos los días hay que tomarse un Actimel para tener 'L.Cassei Inmunitas', que nadie sabe lo qué es, pero parece que si no te metes un millón y medio todos los días, empiezas a ver a la gente como borrosa. Cada día toma una aspirina para prevenir los infartos, más un vaso de vino tinto para lo mismo. Y otro de blanco, para el sistema nervioso. Y uno de cerveza, que ya no me acuerdo ni para qué era.

Si te lo tomas todo junto, guarda un Red Bull para el día siguiente, a menos que te dé un derrame cerebral ahí mismo. Si es así, ni te enteras. Todos los días hay que comer fibra. Mucha, muchísima fibra. Hay que hacer entre cuatro y seis comidas diarias, livianas, hipocalóricas, sin olvidarte de masticar cien veces cada bocado.

Haciendo un pequeño cálculo, sólo en comer se te van como cinco horas. Ah, después de cada comida hay que lavarse los dientes. Después del yogurt y la fibra, los dientes; después de la manzana, los dientes; después del plátano, los dientes... Y así mientras tengas dientes, sin olvidar pasarte el hilo dental y enjuague bucal, tras unas correspondientes gárgaras... Mejor amplía el baño, y mete el equipo de música, porque entre el agua, la fibra y los dientes, te vas a pasar la vida ahí dentro.

Hay que dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que vas a tener que emplear en comer, veintiuna. Te quedan tres, siempre que no te pille alguna caravana.


Según las estadísticas, vemos tres horas diarias de televisión...y ni qué hablar del ordenador!!! Bueno, ya no puedes, porque todos los días hay que caminar por lo menos media hora (por experiencia: a los 15 minutos ve regresando.



Y hay que cuidar las amistades porque son como una planta: hay que regarlas a diario. Y cuando te vas de vacaciones también. Si es que te vas de vacaciones...

Además, hay que estar bien informado. Hay que leer por lo menos dos diarios y algún artículo de revista, para contrastar la información.

Ah!, hay que tener sexo todos los días, pero sin caer en la rutina: hay que ser innovador, creativo y renovar la seducción. Eso lleva su tiempo!!!

 
También hay que hacer tiempo para barrer, lavar la ropa, los platos, y no te digo si tienes perro o mascota...¡o hijos! En fin: a mí la cuenta me da unas 37 horas diarias.

La única posibilidad que se me ocurre es hacer varias de estas cosas a la vez.

Por ejemplo: Te duchas con agua fría y con la boca abierta mientras te tomas los 2 litros de agua. Cuando salgas del baño con el cepillo de dientes en la boca te vas cepillando. Llama a tus amigos!!! ¡Y a tus padres!!! Tomate el vino (después de llamar a tus padres te va a hacer falta). El yogurt con la manzana te lo puede dar tu pareja mientras se toma el plátano con el Actimel.

¡Úuuuf! Pero si te quedan 2 minutos, reenvíale esto a los amigos (que hay que regar como a las plantas) mientras tomas una cucharadita de Magnesio, que hace bien... Y ahora te dejo porque entre el yogur, la naranja, la cerveza, el primer litro de agua y la tercera comida con fibra del día, ya no sé qué estoy haciendo...

Como es obvio la cuestión no pasa por hacer varias cosas a la vez, sino por aprender a soltar lastre y deshacernos de algunos de los pesos y rutinas que nos imponemos y que más que beneficiarnos lo que  hacen es esclavizarnos un poco más.

 

 

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