?Cambias de personalidad cuando te pones al volante?

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Patricia Lanza

 

Hace mucho tiempo vi un gran dibujo animado de Disney protagonizado por Goofy. En él se reflejaba de maravilla el gran cambio que experimentan algunas personas cuando se ponen detrás de un volante. Como poseídas por el espíritu de Jekyll y Mr Hyde, las personas más educadas y respetuosas mutan en una especie de bestias salvajes dispuestas a acabar con cualquiera que las desafíe mínimamente.

Todos, seguramente, hemos experimentado esta transformación en nuestras propias carnes o en las de algún amigo, familiar o conocido. En otros casos, aunque se trate de completos desconocidos, también podemos aventurar que algo de esto hay porque si todo el mundo se comportara así en su día a día, esto sería poco menos que la selva, donde impera la ley del más fuerte. Insultos al prójimo y toda su familia, gestos tan exagerados que obligan a dejar el volante a la buena de Dios, gritos e improperios a más decibelios que las propias obras de la calzada, maniobras suicidas... cualquier cosa ante lo que se ha interpretado como un desafío personal. Porque al volante, todo lo que pasa alrededor parece que es un tema personal. Hasta los semáforos cuando cambian a rojo, lo hacen únicamente para fastidiarnos.

Este cambio de comportamiento siempre me pareció curioso. Y no debo ser la única, porque recientemente un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Temple, en Filadelfia, ha encontrado la supuesta causa de este despliegue de agresividad que sufren muchos conductores, denominado "síndrome de la ira al volante".

Según estos expertos, tendemos a pensar que la conducción es algo sencillo porque es algo que tenemos automatizado. Pero esta automatización no quita para que sea una actividad altamente estresante. Especialmente si lo unimos a otros factores como llegar tarde, la capacidad de gestionar adecuadamente las emociones se ve muy reducida en algunas personas. De este modo, cualquier mínima situación puede funcionar como el detonante para liberar toda esa presión acumulada dentro. Los investigadores opinan que las personas narcisistas y que muestran una gran competitividad en el trabajo son las más proclives a sufrir estos cambios de comportamiento. Y esto es totalmente independiente del género de la persona ya que, estar dentro de una coraza metálica hace que cualquiera se sienta más protegido: hombre o mujer, grande o pequeño...

Por eso, y teniendo en cuenta que los accidentes automovilísticos con una de las principales causas de muerte, incluso en el caso de los accidentes in itinere (los que suceden en el trayecto de casa al trabajo y viceversa) deberíamos plantearnos seriamente cómo controlar nuestras emociones y reducir al mínimo el síndrome de la ira al volante. Echemos mano de las técnicas de relajación más básicas y mejoraremos mucho nuestra calidad e, incluso, esperanza de vida.

Os dejo con esta maravilla de Disney que, aunque es de 1950 no ha perdido ni un ápice de actualidad (lamentablemente).

 

 

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