La cara amarga del éxito

El miedo al fracaso es el temor a no triunfar en un objetivo determinado que nos hemos dispuesto a realizar en cualquier campo de la vida.

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Nuria Fernández López

 

Hace unos días me encontré de casualidad con una persona a la que considero un gran profesional, por su inteligencia, saber hacer y capacidad de solución de problemas. Cuando le pregunté cómo estaba, y qué era de su vida, me repondió que llevaba de baja dos meses, cuándo volvi a preguntarle, qué era lo que le había ocurrido, me quedé muy sorprendida, al oir que estaba de baja por "depresión". Lo de depresión es lo de menos, ya que es una forma de etiquetar muchos trastornos de ansiedad hoy en dia.

Después de charlar un rato sobre las circunstancias que le habían llevado hasta ahí, todavía me sorprendí más ,ya que la causa de su mal estar, era el gran éxito y prestigio que había alcanzado en una no muy larga trayectoría profesional.

Lo que le había sucedido es que al principio todo eran retos, esfuerzos, recompensas y éxitos. Esto hizo que poco a poco su entorno generara grandes expectativas sobre sus resultados, siempre esperaban más, con lo que las alabanzas y elogios, acabaron convirtiéndose en una carga ante la gran demanda y esfuerzo personal que suponía estar a la altura de los que los demás esperaban de él.

Eso me hizo reflexionar a cerca de lo que el éxito supone. Visto desde fuera las cosas siempre paracen más fáciles de lo que son. No nos paramos a reflexionar acerca de lo que las personas que ocupan determinados puestos deben soportar. Entre otras cosas, la convivencia con el miedo a fracasar, a decepcionar, a no conseguir los resultados esperados. Cuando estamos en este punto, la sóla anticipación del fracaso,  acaba paralizando y angustiando a cualquiera, y en muchas ocasiones parece que la única opción es la huída. Si no se puede huir, la agresividad es otra forma de respuesta, en muchos casos una agresividad indiscriminada.

Huída y agresividad son dos respuestas instintivas e irracionales. Para vencer esta situación hay que aceptar la posibilidad de fracasar, de cometer errores como parte del proceso y el camino, sin que con ello se ponga en cuestión nuestra valía y la de otros. Hay que tener una conciencia clara que en la vida se triunfa y se fracasa, se tienen éxitos y se comenten errores, se alcanzan cumbres y se cae en abismos.

Cuando nos esforzamos por alcanzar ciertas metas, en esa lucha siempre habrá éxitos y fracasos. Ser realista y tener una visión objetiva de la vida nos prepara para aceptar con serenidad un posible fracaso, que en muchos casos, nunca llega, ya que es sólo la anticipación de una posibilidad.

 

 

 

 

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