Las emociones también tendrán su `pico´

"Se como el junco"

 

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Nuria Fernández López

Nunca antes habíamos oído hablar tanto de modelos matemáticos, gráficos, curvas de contagio, escalas logarítmicas, etc. y aunque para muchos difíciles de entender, lo que sí todo el mundo entiende es que para que esto mejore, hay que llegar al famoso "pico". Llegar al "pico" domina la esperanza de todos nosotros, en tanto que sabemos que, a partir de ahí, ya no queda otra que el descenso más o menos progresivo.

Sin embargo, a nivel emocional, el modelo de afrontamiento es un tanto distinto, en el sentido de que partimos del "pico", nos mantenemos en la meseta, luego descendemos, para finalmente retornar a lo más parecido al punto de partida. A diferencia de la curva sanitaria que parte de cero, asciende más o menos rápido, se mantiene y luego desciende, también más o menos rápido..

A nivel emocional llegamos al momento del confinamiento en un estado de duda, incertidumbre, incredulidad, pero con los ánimos más o menos conservados, con la fuerza del apoyo comunitario, empujados y sostenidos por la ola de mensajes positivos que nos llegan a través de todo tipo de medios y redes. Pero mantener y alimentar el ánimo en esos niveles de intensidad es complicado. Nos mantenemos al calor de todo lo anterior. Pero el tiempo pasa, esto se va alargando, y previsiblemente el alcance será mayor del esperado. Es entonces cuando el empuje de principio se hace meseta, como el péndulo de un reloj que llegan al centro, en este momento puede aparecer un cierto agotamiento, una cierta desazón.

Es en este punto cuando los ánimos y las fuerzas pueden empezar a flaquear. Empezamos a pensar en el futuro y surgen múltiples dudas, preocupaciones y miedos que irán más allá del contagio, ya que a nivel sanitario habremos llegado al "'pico" y avanzamos hacia la fase de descenso. Las preocupaciones se centrarán en cómo retornaremos nuestra vida a la normalidad, y si esto realmente será posible. Para muchas personas, seguramente no.

Ahora el miedo ya no es al contagio y a la enfermedad, sino a un día a día ahora difícil de prever. Afortunadamente si una cosa ha demostrado el ser humano, es su capacidad de superación y de resurgimiento de sus cenizas como "fénix". Si echamos cuenta de las grandes catástrofes que ha experimentado la humanidad o algunos pueblos, veremos su enorme capacidad de resiliencia y de volver a encontrar una salida.

Todo esto nos supera tanto, que nuestra capacidad predictiva queda anulada. En su lugar, hay que incorporar como un "mantra" un pensamiento de confianza de que cada uno será capaz de salir adelante, como seguramente en otros momentos de nuestras vidas ya hayamos hecho.

La actitud ha de ser como reza lo que, quien nos lo iba a decir, ya se ha convertido en himno nacional: "aunque los vientos de la vida soplen fuerte, soy como el junco que se dobla pero que siempre sigue en pie. "Resistiré"

 

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