Resistencia vs antifragilidad

 

Los obstáculos como oportunidades para aprender y mejorar.

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Nuria Fernández López

Según el diccionario, ser frágil implica quebradizo, que con facilidad se hace pedazos. La "antifragilidad", es un término creado por Nassim Taleb, y planteado en su libro "Antifragil".  Nassim Taleb ha dedicado su vida a estudiar los problemas de la suerte, la incertidumbre, la probabilidad y el conocimiento. Autor también del conocido libro" El Cisne Negro", establece que la antifragilidad consiste, no en recuperarse del golpe, sino en mejorar con el golpe. Crea el concepto para definir aquello que mejora ante las situaciones que podrían destruirlo. Para Nassim lo contrario de frágil no es robusto, sino antifrágil. Algo que simplemente resiste un estrés o volatilidad es robusto. Algo que se fortalece al ser expuesto a ese mismo estrés o volatilidad es antifrágil.

Los antifrágiles son aquellos a los que las dificultades, los inconvenientes, las crisis los terminan favoreciendo. Son los que en tiempos complejos crecen más. A mayor nivel de aprietos, mejor se desempeñan. Los estresores los potencian y los benefician, en lugar de debilitarlos. 

Puede pensarse que resistencia y antifragilidad son lo mismo, pero no. La resistencia es la capacidad de resistir los golpes y permanecer igual e intacto, no verse afectado negativamente. Es la capacidad de una persona para adaptarse exitosamente al estrés, trauma o adversidad. Mientras que la antifragilidad se enfoca no solo a lograr sobrellevar la situación adversa, sino a aprender y mejorar con los desafíos que se enfrentan. Sería la capacidad de hacerse más fuerte con la aleatoriedad, la incertidumbre, la volatilidad, la complejidad, lo ambiguo, lo desconocido, lo incomprensible y los errores. La "antifragilidad" en un contexto de elevada incertidumbre y complejidad es una gran ventaja. Esta diferencia entre resistencia y antifragilidad Nassim la explica de forma gráfica a través de la figura del Ave Fénix y la Hidra. "La  Hidra de la mitología griega es capaz de crecer 2 cabezas por cada una que pierde, es una criatura que crece ante la adversidad, se va haciendo más fuerte con cada ataque, mientras que el Fénix que vuelve al estado en el que estaba inicialmente después de renacer de sus cenizas, es  un ejemplo de resistencia". 

     

Aunque pueda resultar algo chocante en un primer momento, la antifragilidad es aquella característica de los sistemas que hace que se beneficien de la volatilidad y el desorden. Los sistemas antifragiles se refuerzan y benefician con el estrés y los impactos que genera el estrés, con los errores y su gestión positiva. Los sistemas antifragiles funcionan porque son capaces de desarrollar nuevas capacidades  en situaciones  de estrés. Según Nassim el exceso de control genera debilidad, a través del control excesivo, lo único que logramos es creas sistemas frágiles y débiles.

Somos frágiles porque estamos cada día a un paso de rompernos o quebrarnos ante la presencia de uno de los muchos factores externos que actúan de agente estresante y nos desestabilizan: caos, incertidumbre, desorden, cambios inesperados y continuos, falta de control, presión del tiempo, demandas que exceden de nuestros recursos para afrontarlas, golpes emocionales, etc.

No podemos eliminar los factores externos que nos causan estrés, están fuera de nuestro control, así que la única alternativa es volvernos antifrágiles, es decir, fortalecer nuestra capacidad de crecer en la adversidad. Esta crisis está generando un gran impacto emocional en las personas y las organizaciones. Construir antifragilidad implica  inspirar, alentar, impulsar y contribuir a la adquisición y puesta en práctica de hábitos que nos fortalezcan como personas y como organizaciones. La antifragilidad insta a desarrollar una mentalidad que nos permita crecer cada vez que la situación se pone difícil, más que intentar ser resistente.

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