Un buen ejercicio para el cerebro: aparcar el teclado y escribir a mano

En pleno siglo XXI las nuevas tecnologías nos rodean por todas partes. Si bien pueden ser muy útiles para muchas cosas, también favorecen que el cerebro se "relaje".

 

 

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Patricia Lanza

Aunque no soy tan mayor (esto es cuestión de opiniones, claro) me llaman la atención las aulas en las que los cuadernos y bolígrafos se han sustituido por ordenadores.

No tengo nada contra las nuevas tecnologías, de hecho, no concibo mi trabajo sin el ordenador (por muchos quebraderos de cabeza que me dé). Y, obviamente, en muchos otros ámbitos de mi vida las máquinas y teclados resultan de lo más útiles. Pero me sigue gustando el papel.

Aprovecho cualquier ocasión para escribir al modo tradicional. Aunque sea rápidamente y el resultado sea un texto ininteligible, me gusta escribir a mano. No puedo sacarle tanto partido. No puedo usar tipografías bonitas, ni copiar textos de aquí para allá, ni incluir imágenes, ni comprobar la ortografía automáticamente... pero lo sigo prefiriendo. De hecho, este post ha sido antes un manuscrito que una página de Internet.

Yo pensaba que era una cosa mía. A pesar de que me paso el día escribiendo en el ordenador, de haber creado cursos y manuales completos con el teclado, a la hora de hacer reflexiones me resulta mucho más sencillo expresarme con un bolígrafo y una hoja.

Algunas personas me dicen que es una pérdida de tiempo y un gasto innecesario. Por suerte, ahora se demuestra que no es así.

Los científicos de la Universidad de Indiana han comprobado mediante imágenes de resonancia magnética que al escribir a mano se activan más regiones del cerebro y se favorece el aprendizaje de símbolos, formas y lenguas, lo que ayuda a fijar conceptos, beneficia el aprendizaje de los idiomas y ayuda a tener la mente activa.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Stavanger (Noruega) y de la Universidad del Mediterráneo de Marsella (Francia) ha comparado en un estudio los procesos cerebrales que se producen cuando se lleva a cabo una escritura manuscrita (con una sola mano) y la que se realiza con teclado (usando ambas manos). Y han visto que escribiendo a mano se ponen en marcha estructuras neuronales más complejas y se ejercita el cerebro en mayor medida.

Cuando escribimos a mano activamos el área visual (para ver lo que está en el papel), el área motora (colocamos la mano sobre el papel y la movemos para trazar las distintas letras) y ponemos en marcha las capacidades cognitivas requeridas para recordar la forma de cada letra. Los movimientos de la mano que se exigen para escribir a mano activan áreas del cerebro relacionadas con el pensamiento, el lenguaje y la memoria.

Si, además, tenemos en cuenta que el cerebro memoriza a partir de los movimientos de la mano, entendemos por qué usar lápiz y papel favorece en los niños el aprendizaje de habilidades motrices, la expresión y la generación de ideas.

Por este motivo, los investigadores instan a que se recupere la enseñanza de la caligrafía y la escritura en los colegios, ya que cada vez los niños empiezan a utilizar los ordenadores a edades más tempranas, perdiéndose los beneficios que aporta esta habilidad.

Yo, mientras tanto, seguiré aprovechando cualquier oportunidad para utilizar el bolígrafo, ahora con más argumentos a mi favor.

 

 

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