El control de nuestro propio pensamiento.

Aprender a contralar nuestros pensamienos puede ayudarnos de forma significativa a mejorar en nuestro desempeño.

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Nuria Fernández López

Pensar que no tenemos control sobre nuestros pensamientos es un gran error que en muchas ocasiones nos condena a seguir repitiendo comportamientos erróneos. Las verbalizaciones del tipo "no puedo evitarlo",  justifican una cierta resignación y aceptación de una realidad modificable. 

En psicología el control de pensamiento es una de las técnicas que se utiliza habitualmente para manejar diferentes tipos de problemas, generalmente vinculados con cuadros de ansiedad. La ansiedad en un cuadro que se caracteriza por una serie de síntomas que bloquean de manera más o menos incapacitante el desempeño. En muchas ocasiones las dificultades en el desempeño de una tarea no están relacionadas con las habilidades o conocimientos requeridos, sino con nuestra propia visualización de un desempeño negativo. Al contrario que los deportistas excelentes,  como ya hemos comentado en algunos de nuestros post, que se visualizan como ganadores y llevando a cabo un desempeño perfecto, también podemos visualizarnos realizando una presentación desastrosa,  equivocándonos en  nuestras exposiciones, no sabiendo responder  una pregunta, tartamudeando, etc.,  y con bastante probabilidad si no conseguimos dominar esos pensamientos acabarán siendo un ejemplo más de profecía autocumplida.

 En las empresas como en la competición deportiva las personas enfrentan situaciones con una gran carga de estrés, debido a que se requiere un desempeño perfecto, sólo tenemos que pensar en algunos tipos de profesiones o en determinados puestos dentro de cualquier organización. Las técnicas de control de pensamientos suponen una gran ayuda para la mejora del  desempeño en multitud de situaciones.  

La práctica y entrenamiento sistemático en el control de nuestros pensamientos distorsionadores e incapacitantes  contribuye de forma importante a incrementa la motivación,  ayuda a construir una autoimagen positiva, reduce los niveles de ansiedad, incrementa la autoconfianza y autoconcepto y mejora el desempeño en situaciones: sociales, laborales, deportivas, etc. 

Algunas de las técnicas que con bastante éxito y de forma más habitual se utilizan para el control del pensamiento son:

Control del autodiálogo interno: el control del autodiálogo va dirigido a generar todo un conjunto de mensajes positivos y de éxito con respecto a nuestro desempeño. Constantemente hacemos uso de esta técnica pero en su versión negativa. Nos cargamos de mensajes negativos, de fracaso,  de imposibilidad,  etc. Debemos hacer un esfuerzo por aprender a detectar este tipo de pensamientos y sustituirlos por mensajes de éxito, de victoria, logro, etc. como sucede en los entrenamientos deportivos en los que no nos cabría en la cabeza que ningún deportista previo a una competición pensase que va a fracasar. 

Respiración/relajación/meditación: Este tipo de técnicas van dirigidas a conseguir un estado de concentración y relajación física antagónica a la activación fisiológica que se produce en los cuadros de ansiedad. Normalmente se utilizan técnicas de respiración o relajación muscular. Son técnicas que tratan de situar a nuestro organismo en un estado óptimo para llevar a cabo el desempeño en las mejores condiciones posibles al tiempo que conseguimos llenar nuestra mente de sensaciones positivas. 

Visualización: las técnicas de visualización consisten en verse a uno mismo llevando a cabo todas las acciones necesarias  para un desempeño perfecto. Imaginémonos por ejemplo, llevando a cabo una presentación perfecta, controlando nuestro discurso,  atendiendo a la audiencia, mostrando datos, tranquilos, sin sentirnos intimidados,  etc. o imaginémonos también por ejemplo, poniendo en marcha todas las acciones de un protocolo de emergencias ante una situación crítica, etc. La visualización nos permite ensayar rutinas mentalmente que quedan registradas en nuestro cerebro.

Ensoñaciones: la ensoñación es una técnica muy parecida a la anterior pero más centrada en los resultados. Consiste en imaginamos en el escenario concreto obteniendo resultados exitosos, reconocimiento, victoria, etc. Por ejemplo ganando un premio, recibiendo las felicitaciones de nuestros jefes o colaboradores, consiguiendo la adjudicación de un contrato, etc. 

Aunque este tipo de técnicas son utilizadas de forma habitual en determinados entornos, como es el caso de la práctica deportiva, o la psicología clínica, las empresas en abstracto y las personas que las componemos en concreto, debemos empezar a prestar atención a este tipo de técnicas como un recurso más para incrementar la competencias de nuestros trabajadores.

 

 

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