¿Sabías que...?

Los estudios revelan que hay una gran carga genética en nuestro nivel de optimismo.

 

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Grupo Finsi Comunicación

Algunas personas tienen más facilidad de ver el vaso medio lleno que otras. Así, independientemente de las experiencias vividas, mucha gente es capaz de encontrar un lado positivo a todo. Por el contrario, otras personas, aunque la vida les sonría, tienden a ser más negativas. ¿De dónde vienen esas diferencias?

Aunque está claro que el aprendizaje tiene una gran influencia en el comportamiento de las personas y cómo se enfrentan a las situaciones que les plantea la vida, los investigadores han descubierto que nuestros genes también determinan en gran medida nuestro optimismo.

Shelley E. Taylor, psicóloga de la Universidad de Los Ángeles (UCLA), dirigió un estudio en que se ha identificado un gen que está relacionado con la capacidad de cada persona de manejar el estrés y mostrar optimismo.

Este gen se encarga de sintetizar un receptor para la oxitocina. La oxitocina es una hormona que está asociada al parto y la crianza (regula la contracción uterina durante el parto y la secreción de la leche durante la lactancia) y a respuestas sexuales. Es fundamental para el establecimiento de lazos paternales y maternales y dentro de la pareja, pero también parece estar relacionada con habilidades sociales como la empatía.

El estudio se realizó con 326 voluntarios a los que se les realizó pruebas de ADN y se les pasaron tests psicológicos. Los resultados revelaron que las personas con mayores niveles de oxitocina están más tranquilas y relajadas y también son más sociables y positivas.

 

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