Si hubiera, si hubiera...

Si hubiera...si hubiera..si hubiera...esta dos palabras, que tantas  veces  están en nuestros labios, son la manifestación verbal de la inhibición, el miedo, la inseguridad, la vergüenza y sobre todo del arrepentimiento por no haber hecho lo que deseábamos.

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Nuria Fernández López

 

Allí estaba, sentado en una banqueta, con los pies descalzos sobre las baldosas rotas de la vereda; gorra marrón, manos arrugadas sosteniendo un viejo bastón de madera; pantalones que arremangados dejaban libres sus pantorrillas y una camisa blanca, gastada, con un chaleco de lana tejido a mano. El anciano miraba a la nada. Y el viejo lloró, y en su única lágrima expresó tanto que me fue muy difícil acercarme, a preguntarle, o siquiera consolarlo.

Por el frente de su casa pasé mirándolo, al voltear su mirada la fijó en mi, le sonreí, lo saludé con un gesto aunque no crucé la calle, no me animé, no lo conocía y si bien entendí que en la mirada de aquella lágrima se mostraba una gran necesidad seguí mi camino, sin convencerme de estar haciendo lo correcto.

En mi camino guardé la imagen, la de su mirada encontrándose con la mía. Traté de olvidarme. Caminé rápido como escapándome. Compré un libro y tan pronto llegué a mi casa, comencé a leerlo esperando que el tiempo borrara esa presencia... pero esa lágrima no se borraba... Los viejos no lloran así por nada, me dije.

Esa noche me costó dormir; la conciencia no entiende de horarios y decidí que a la mañana volvería a su casa y conversaría con él, tal como entendí que me lo había pedido. Luego de vencer mi pena, logré dormir. Recuerdo haber preparado un poco de café, compré galletas y muy deprisa fui a su casa convencido de tener mucho por conversar.

Llamé a la puerta, cedieron las rechinantes bisagras y salió otro hombre. ¿Qué desea? preguntó, mirándome con un gesto adusto. Busco al anciano que vive en esta casa, contesté. Mi padre murió ayer por la tarde, dijo entre lágrimas. ¡Murió! dije decepcionado. Las piernas se me aflojaron, la mente se me nubló y los ojos se me humedecieron.

¿Usted quien es? volvió a preguntar. En realidad, nadie, contesté y agregué. Ayer pasé por la puerta de su casa, y estaba su padre sentado, vi que lloraba y a pesar de que lo saludé no me detuve a preguntarle que le sucedía pero hoy volví para hablar con él pero veo que es tarde.

No me lo va a creer pero usted es la persona de quien hablaba en su diario. Extrañado por lo que me decía, lo miré pidiéndole más explicación. Por favor, pase. Me dijo aún sin contestarme. Luego de servir un poco de café me llevó hasta donde estaba su diario y la última hoja rezaba: Hoy me regalaron una sonrisa plena y un saludo amable... hoy es un día bello.

Tuve que sentarme, me dolió el alma de solo pensar lo importante que hubiera sido para ese hombre que yo cruzara aquella calle. Me levanté lentamente y al mirar al hombre le dije: Si hubiera cruzado de vereda y hubiera conversado unos instantes con su padre... Pero me interrumpió y con los ojos humedecidos de llanto dijo: Si yo hubiera venido a visitarlo al menos una vez este último año, quizás su saludo y su sonrisa no hubieran significado tanto.

Autor Desconocido

Cada vez que pronunciamos un "si hubiera" manifestamos nuestro arrepentimiento de no haber hecho las cosas de otra forma. Todos tenemos escritos y grabados en nuestra historia personal unos cuantos "si hubiera", algunos más significativos que otros, pero en cualquier caso, todos manifiestan un deseo no realizado. Conforme pasan los años, vamos siendo más conscientes de lo rápido que pasa el tiempo, y de que dejar pasar oportunidades de hacer algo en el momento presente, tal vez implique que hemos perdido la única oportunidad de que disponíamos. Hay muchos momentos y circunstancias en las que disponemos de una segunda oportunidad, pero tambiénn hay muchos otros en los que no. Los "si hubiera"  son la minifestación verbal de la inhibición provocada por el miedo a hacer algo, la vergüenza por el que dirán o el no saber, el orgullo y la soberbia ante lo demás, la pasividad, la búsqueda del mejor momento o el momento ideal, la inseguiridad y la búsqueda de certeza, todos al fin y al cabo  terminan en el arrepentimiento expresado en un "si hubiera".

Hay infinidad de frases célebres que sentencian sobre esta tendencia que tiene el ser humano de esperar para actuar, y de arrepentirse luego por no haberlo hecho. Como cada uno tendrá su preferida, que por cierto nos gustaría que compartiérais a través de vuestros comentarios, no voy a citar por esto ninguna,en lugar de ello haré mi aportación personal,  "porque espererar a mañana para hacer lo que crees y deseas, si el mejor momento del que dispones es ahora".

 

 

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