Trabajadores enfermos, empresas enfermas

Las grandes crisis económicas se asociaron también a graves repercusiones para la salud mental individual y colectiva.

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Nuria Fernández López

Veinte de cada 100 trabajadores están en situación de desorden emocional en alguna de sus variantes. Entre un 50% y un 70% de las jornadas laborales perdidas son debidas a violencia, estrés y acoso. Así comenzaba un artículo publicado en la revista de capital humano.

Estos porcentajes por un lado, me parecen tremendos, por otro, bastante acordes con la realidad diaria que vivimos, la tensión provocada por situaciones que exigen un rendimiento superior, la presión de conseguir objetivos y ventas, las prisas, personas con responsabilidades sobre otros  que deben gestionar situaciones personales difíciles, empresarios que tienen que despedir a empleados que llevan toda la vida trabajando para ellos, o quien tienen que cerrar su empresa por problemas económicos graves; a las pérdidas económicas, se suman las pérdidas en el status y condiciones de vida, todo ello no deja un panorama que provoca graves secuelas

"Los trastornos psicológicos y, concretamente la depresión, superan el impacto económico mundial del cáncer y la enfermedad cardiovascular juntos". La OMS pronostica que en el 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad mundial.

Es a la luz de estos datos tan demoledores,  que se ha catalogado a los trastornos mentales como la epidemia de los países desarrollados.

Está claro que hay muchas personas con un gran sufrimiento psicológico en las empresas hoy en día. Obviamente, no podemos olvidar aunque estas estadísticas no se refieran a ellos, a las personas con distintos tipos de trastornos, como consecuencia del sufrimiento por el hecho contrario, no poder trabajar.

Más datos, detrás del 30% de los accidentes laborales se encuentra el abuso de alcohol y otras drogas, el 58% de los casos de acoso los han generado compañeros de trabajo, y un 20% superiores directos.

No hay nada mejor que los datos para arrojar luz y claridad a cerca de las situaciones. La realidad que muestran estos porcentajes es desoladora.

A lo largo del siglo XX las grandes crisis económicas (Gran Depresión de EEUU de 1929; grandes guerras, crisis bancaria del 77, etc.) se asociaron también a graves repercusiones para la salud mental individual y colectiva, con aumento de enfermedades psicosomáticas, cardiovasculares, depresiones, suicidios, etc.

Si unimos a los trastornos emocionales, los problemas asociados a trastornos musculo-esqueléticos, estamos ante porcentajes desorbitados, podemos hablar entonces de empresas claramente enfermas.

Es obvio que éstas estadísticas afectan sólo a las sociedades desarrolladas, ya que las personas del tercer mundo están en una lucha mucho más primaria.

En contraposición a estas empresas enfermas estarán las empresas sanas, que serán aquellas con menor absentismo laboral. Entendiendo un menor absentismo laboral como un indicador indirecto de la satisfacción de los trabajadores con sus empleos, compañeros, jefes, condiciones laborales en general. El absentismo laboral en una empresa es un buen indicador de su salud y por tanto, de su supervivencia.

Conviene estar atentos a la salud de nuestras empresas y empleados, ya que arrojan información de gran relevancia.

Aunque los datos comentados están muy influenciados por la situación económica que vivimos, no muy lejanas están también las estadísticas y datos de absentismo laboral injustificado, que igualmente perjudican a empresas y trabajadores. Aunque parece que esa tendencia se ha modificado y los porcentajes de absentismo laboral injustificado han ido disminuyendo, seguramente provocado por el miedo a perder el empleo.

Normalmente  las estadísticas deben ser tomadas con cautela, ya que aunque no presentan verdades absolutas, son fotos globales para ilustrar tendencias, si pueden resultar muy útiles para ayudarnos como elemento de análisis de datos y toma de decisiones. En este caso, los datos de absentismo laboral, pueden ser un indicador de la salud de nuestra empresa, y de ahí podremos extrapolar otra serie de cuestiones de vital importancia para el futuro y la salud de nuestras organizaciones.

 

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