Donald Broadment, es uno de los psicólogos cognitivos más influyentes por sus teorías relacionadas con la forma en que procesamos la información.
Broadment suponía que debía haber algún mecanismo cerebral que procesaba y seleccionaba la información, para comprobar esto realizó múltiples experimentos a lo largo de su carrera profesional.
Broadment llevó a cabo uno de los primeros experimentos que se realizaron en el campo de la atención selectiva, proceso mediante el cual el cerebro filtra y descarta información irrelevante del torrente de información, que los sentidos envían constantemente al cerebro. La técnica de escucha dicótica fue ideada por D. E. Broadbent en 1950 para su uso en el estudio de la atención selectiva.
Broadment se dio cuenta de que sólo podemos gestionar de forma eficaz un estímulo a la vez. Sus trabajos se centraron en averiguar los procesos mentales que permiten seleccionar el mensaje más importante de entre varios. Su objetivo era identificar porque seleccionamos un tipo de mensaje (información sensorial) y obviamos otros.
Sus experimentos son clásicos en los trabajos sobre escucha dicótica. Realizó varios experimentos en los que proporcionaba información auditiva mediante auriculares a varios sujetos. El sistema le permitía transmitir dos mensajes simultáneamente, uno en el oído derecho y otro en el izquierdo, luego comprobaba la información que los sujetos conseguían retener. Los sujetos de sus experimentos no lograron reproducir toda la información que habían recibido presentada de forma simultánea, lo que le permitió ratificar su teoría de que sólo somos capaces de prestar atención a una cosa a la vez. Aunque estos experimentos le permitieron comprobar experimentalmente su teoría, seguía sin conocer cómo los sujetos seleccionaban la información que retuvieron.
Debido a su formación previa en ingeniería, formuló la siguiente teoría. Según Broadment cuando recibimos información por varios canales, llega un momento en que el cerebro no es capaz de procesarla toda y se produce un "atasco". Por lo que debe haber un filtro que permite el paso de la información procedente de un único canal. Utilizó la analogía de un tubo en forma de "Y" en el que por cada uno de los brazos llega información, pero hay un punto en el que sólo sigue avanzando un tipo de información. La cuestión era averiguar qué activa el filtro, porqué pasa un tipo de información y otra no. Tras una serie de experimentos concluyó que la selección de la información no se basa en lo que se dice, sino en las características físicas del mensaje, como la claridad y el tono de voz. Su conclusión resultó bastante importante, y de gran aplicación en algunos contextos, como el caso de los controladores aéreos, con los que realizó algunas de sus investigaciones más importantes, ya que este planteamiento sugería que era posible tomar decisiones a partir de información irrelevante o imprecisa, en lugar de priorizar por contenido e importancia.
En estudios posteriores Broadment descubrió que el filtrado de información también se ve afectado por las expectativas. En una serie de nuevos experimentos sobre escucha dicótica, en los que presentaba varias series de números de forma simultánea en ambos oídos, pudo comprobar que si previamente se le decía a los sujetos sobre qué oído se le pediría información, tendían a seleccionar y prestar más atención a dicho oído, en detrimento de la información presentada en el otro.
Broadment pensaba que todas las teorías son temporales y dependientes de la información disponible en cada momento, y por tanto susceptibles de cambio ante nuevas pruebas. Esto se aplica a su propia teoría, en la que años más tarde, comprobó que el filtrado de la información no era dependiente de las claves físicas del mensaje, tal y como planteó en un primer momento, sino que el filtrado y la selección de la información que recibimos a través de los canales sensoriales, también se ve influido por el significado, por la memoria, la experiencia previa y las expectativas, motivos por los cuales a pesar de que nuestros sentidos reciban toda la información del entorno, no llega a ser procesada para su utilización posterior en los distintos procesos cognitivos.