¿Por qué nos escandaliza tanto la ficción-documental cuando llevamos toda la vida practicándola?
Dice Aristóteles que la Poesía siempre será superior a la Historia porque la Historia cuenta lo que pasó mientras que la Poesía cuenta lo que pudo pasar. Sucede, sin embargo, que las imperfecciones de la memoria chocan con las deficiencias de la documentación y uno acaba por no saber qué parte de su vida es histórica y qué parte ficción. Es decir, que a medida que el pasado se vuelve más ingobernable uno tiende a rellenar lagunas estableciendo tramas. Que todos no tendremos vocación de historiadores pero la poesía es necesaria hasta para pedir el pan.
Es un hecho probado que todos recordamos a la mañana siguiente una parte sustancial de la trama en la que estábamos inmersos antes de dormir, de otro modo apagar el despertador a las 7am sería una tarea aún más confusa. Da igual la intensidad del sueño que dejamos atrás, nuestra capacidad de sugestión, nuestra naturaleza poética dota de sentido al bobalicón sonido que lo perturba. Si fuéramos capaces de computar cronológicamente la sucesión de hechos históricos que han precedido a este gesto ¿no sucumbiríamos? ¿Quién podría mantenerse en pié frente a esta melodía monótona e intempestiva y decirle que sí, que tiene razón, que va? Retírame la trama y no respondo.
Todo esto no es más que una introducción para presentar el microrrelato más famoso de la literatura universal, una especie de mantra que a veces recito antes de dormir mientras espero el sonido del despertador.
Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
(Augusto Monterroso)