Activadores de la ira, los deberías y la culpabilización.

Falacia: argumento que parece lógico pero no lo es. Muchas falacias se comenten con la intención de persuadir o manipular el comportamiento de otros.

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Nuria Fernández López

Vivimos en un sociedad en la que quien más y quien menos está como rezaba la película, "Al borde de un ataque de nervios", borde que nos deja a disposición de la pérdida de control personal en múltiples situaciones. Una de las formas en que se manifiesta esta pérdida de control, es la ira. La ira es un sentimiento que deja graves secuelas en quien la manifiesta y quien la recibe.

Aunque es un tema muy amplio, y con muchas matizaciones, hoy nos centraremos en los elementos activadores por excelencia, y en qué podemos hacer para intentar controlarlos.

Tanto los deberías, como los pensamientos de culpabilización, crean un cuadro distorsionado de la realidad, que incita a la ira y deja un sentimiento de víctima y descontrol personal.

Los deberías no son más que juicios acerca del comportamiento de los demás. Estos juicios, se basan en una serie de normas, o reglas, acerca de cómo deben ser las cosas. Tendemos a clasificar a las personas según las que se comportan de acuerdo a dichas normas, y las que no lo hacen. Normalmente, damos por sentado que las personas conocen, aceptan y comparten nuestras normas. Y este es, básicamente el principal problema de los deberías, ya que en la mayoría de las ocasiones, los demás no conocen o no comparten estos debería, por tanto, no se comportarán de acuerdo a ellos, lo que provocará un gran malestar en nosotros, y actuará como desencadenante de nuestro enfado.

Los deberías, son nuestras necesidades y valores impuestos a alguien con valores y necesidades diferentes, necesidades e intereses que en la mayoría de las ocasiones, no nos hemos preocupado por conocer.

Un básico para controlar nuestros "tú deberías", y no dejarnos dominar por ellos, es tratar de ponernos en el lugar del otro con el objeto de intentar comprender sus necesidades. Podemos preguntarnos: ¿Qué necesidad, creencia o valor hace que esa persona se comporte de ese modo?.

Los deberías están íntimamente ligados a una serie de falacias:

Falacia del "tener derecho". Esta falacia se basa en la creencia de "porque yo quiero algo mucho, debo tenerlo". Exigimos a los demás que satisfagan nuestras necesidades. Esta falacia confunde deseo con obligación.

 

 

Falacia de la "justicia", basada en la creencia de que las relaciones deben ser justas. El problema es que la medida de lo que es justo, es totalmente subjetiva y depende de lo que esperemos, queramos o deseemos de la otra persona. Lo justo, no deja de ser un disfraz para los intereses y deseos personales. Lo que yo quiero es "justo" lo que el otro quiere es "injusto". En este punto hay que aprender a ver, pedir y negociar desde la idea de que las necesidades de las dos partes pueden ser igualmente importantes, intentando buscar una solución que tome en cuenta este hecho.

"Falacia de cambio", esta idea se basa en la presunción de que tenemos realmente control sobre el comportamiento de otros. Refleja la falsa creencia de que podemos hacer que la gente se comporte de forma diferente, si aplicamos la presión suficiente. Esta falacia prescinde de un hecho básico, las personas solo cambian cuando desean hacerlo, no por ejercer mucho enfado, ira o presión sobre el comportamiento del otro, vamos a conseguir que cambie. La estrategia, en este caso, es intentar que las personas quieran cambiar porque les resulte más positivo y recompensante el cambio.

La ira, el enfado, el disgusto con el otro, raramente llevan a conseguir lo que uno quiere, mas bien nos sitúan en el punto justo para NO lograrlo.

Os dejo la puerta abierta para que cada uno piense la forma en que comunica sus necesidades al otro, y acepta las de los demás.

El próximo día hablaremos de la " culpabilización".

 

 

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