Primero fue el reloj, luego el mapa y ahora google earth
Fue la capacidad de anticipación del animal, gracias a la visualización de su huella, el primer acto de lectura del hombre. Desde allí hasta aquí, la evolución ha sido tal, que gracias a un clic no necesitamos ni huella ni capacidad, ni siquiera un mínimo conocimiento del territorio... La única preocupación es evitar que nuestro Smartphone "recalcule ruta", y... ¡bingo! Habremos llegado a nuestro destino, sea este el mamut inicial o el Mercadona más cercano.
Cada vez es más difícil estar perdido, ya se encuentre uno en Malasaña, la Quinta avenida o Leicester Square basta consultar las últimas app para saber cuál es hotel más cercano, el restaurante más económico o el horario del camarero de moda. Conocemos incluso el modo de vida de los habitantes de las capitales mejor que ellos mismos, es más, aún siendo de Salamanca es preferible consultar la guía Erasmus para saber dónde, cómo y cuándo se debe salir, qué hay que ver o qué se debe hacer para vivir la vida charra propiamente dicha, vida que llevo viviendo incluso antes de tener uso de razón.
Y es que los avances tecnológicos modifican la forma de vivir del ser humano. El proceso intelectual de transformar la experiencia, no en el espacio, sino en una abstracción del espacio como la que nos muestra internet, representa una revolución de los modos de pensar. Idea que rescata el filósofo y sociólogo Jean Baudrillard en cultura y simulacro: "(...)La era de la simulación se abre, pues, con la liquidación de todos los referentes -peor aún: con su resurrección artificial en los sistemas de signos(...)"
Por ello, y dado que el contexto en el que nos desenvolvemos en nuestro día a día es el de la superposición de pantallas, no está de más plantearse, ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?
Nicholas G.Carr investigó este fenómeno recluido en una cabaña en Colorado. Reflexionó en Superficiales sobre el efecto de Internet en nuestro yo neurológico y en el futuro cultural de nuestra sociedad. El libro explora los efectos que el uso intensivo de las tecnologías de la información tiene sobre nosotros, cómo estamos sustituyendo el conocimiento real, en profundidad de la materia, por conocimiento sobre cómo localizar el conocimiento, la capacidad de enfrentarnos a una nueva ciudad a través del avance de un punto en la pantalla de nuestro teléfono, cómo nuestra prioridad es buscar el titular, el resumen, la palabra clave... Un conocimiento fragmentado y superficial, un - copy/paste-.
Superficiales trabaja sobre ello, sobre cómo la red fomenta rápidos cambios de atención, rápidos vistazos entre la abundancia de información y mensajes que tenemos a nuestra disposición.
La era de la informática abre una amplia gama de nuevas posibilidades y conocimientos. Pero, puesto que toda acción conlleva una reacción, todo avance implica un cambio, ahora... ¿Dónde nos encontramos? ¿Qué repercusión tiene un exceso de información? ¿Qué implica tener un feedback a tiempo real de cualquier duda, pregunta o inquietud que nos surge en un momento puntual? ¿Cómo nos enfrentamos a un lugar desconocido? ¿Cómo nos relacionamos?
¿Qué preferimos, el mamut o la huella?