El sabio de los estoicos es una especie de ser impasible, a quien nada puede perturbar. Todo lo tiene y nada puede perder, y así no teme; nada le falta, y así nada desea.
El estoicismo es una corriente filosófica fundado por Zenon de Citio. A todos nos suenan estoicos como Séneca y Epicteto. A pesar de la complejidad de sus planteamientos, la idea elemental que tenemos los no iniciados en el mundo de la filosofía clásica es que planteaban un modo de vida basado en la aceptación de lo que el universo les deparaba. "Los estoicos predicaban que el universo es racional, y está determinado, de manera que no tiene sentido quejarse. En verdad, dicen los estoicos, sufres menos si eres indiferente a la adversidad y si te desapegas de tus sentimientos".
El estoicismo como base plantea a un hombre inactivo promulgando una actitud de resignación ante los designios del destino, y aunque podamos no estar de acuerdo con este planteamiento esencialmente determinista, si hoy en día sólo fuésemos capaces de rescatar la idea del desapego y la desvinculación emocional, al mismo tiempo que la superación del empeño permanente que poseemos en la lucha constante contra lo inevitable, la vida sería infinitamente más positiva y menos angustiosa.
Los siguientes planteamientos rescatados de la filosofía estoica pueden ayudarnos y darnos alguna clave para conseguir esa pasividad e indiferencia hacia la adversidad característica de la actitud estoica.
Hacer como si...
El estoicismo se asocia popularmente con cierta impasibilidad o invulnerabilidad frente a los eventos; sin embargo, se trataba más bien de saber qué hacer con las propias emociones cuando estas aparecían y amenazaban con desbordarse.
Ser estoico no es ser impasible, sino estar tranquilo frente a la adversidad. El enfado, la ira era una pérdida de tiempo. Para Séneca, el truco estaba en hacer "como si" no se estuviera enfadado, en "transformar los signos de enfado en sus contrarios".
Relajar el rostro, bajar el volumen de voz, caminar despacio. En un estudio clásico a 26 mil personas se les asignó diferentes tareas para volverlos "más felices". Una de las tareas era simplemente sonreír, aunque no sintieran ganas de hacerlo o estas no fueran espontáneas. El resultado fue que este grupo reportó un nivel de felicidad autopercibida mucho mayor al de todos los demás.
Dar valor
Negarte de vez en cuando cosas que das por sentadas puede ayudarte a redescubrirlas y apreciarlas. Ejercicios aparentemente anodinos de privación de placeres, sirven para redescubrir el valor que muchas de ellas tienen. Para disfrutar verdaderamente, los estoicos se alejaban consciente y voluntariamente de la fuente de su disfrute.
El error es humano
Epicteto, decía. ¿Fallaste?, muy bien: todos fallamos.
Epicteto,después de decir a sus estudiantes lo que debían hacer para practicar el estoicismo, añadía lo que debían hacer cuando fallaban al seguir sus consejos. Él esperaba, que los estoicos novatos fallaran rutinariamente.
Marco Aurelio afirmaba que una práctica continuada no estaba exenta de imperfecciones, y que de nada servía lamentarse o castigarse por fallar en los preceptos. El castigo, especialmente el que viene en forma de tortura mental, no tiene lugar en el estoicismo. Aprender a perdonarse a uno mismo también es una forma de aprender los límites de la voluntad.
¿Qué es lo peor que podría pasar?
La anticipación negativa es una técnica que se utiliza de forma habitual en las consultas de psicología. Consiste en imaginar lo peor que podría ocurrir con respecto a una situación temida. Con ello conseguimos darnos cuenta que cuando traemos al presente a través de anticipación las consecuencias de algo temido, podemos comprobar que dichas consecuencias no son tan terribles, y que incluso si se produjeran realmente seríamos capaces de hacerle frente.
Para los estoicos "es feliz, por tanto, el que tiene un juicio recto; es feliz el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que quieran, y es amigo de lo que tiene; es feliz aquel para quien la razón es quien da valor a todas las cosas de su vida."