Desde hace no mucho tiempo se ha comenzado a hablar del llamado Internet de las cosas o IoT (Internet of things). Esto consiste en la conexión a internet de cualquier clase de dispositivo, no solo ordenadores tabletas o móviles, sino también cosas como electrodomésticos, vehículos, juguetes, relojes, etc.
Aunque este concepto no es nuevo y existe desde 1999, no ha sido hasta estos últimos años en los que ha comenzado a emerger con más fuerza.
Una parte muy importante del internet de las cosas está relacionado a una clase de dispositivos programables llamados placas microcontroladoras. Estos aparatos son ordenadores en miniatura montados sobre una pequeña placa electrónica. Incluyen una serie de puntos de conexión a los que se les puede conectar otros dispositivos que pueden ser tanto de entrada como de salida de información.
Estas placas microcontroladoras pueden conectarse a toda clase de sensores: sensores de presión, de temperatura, acelerómetros, infrarrojos, webcams, etc. y a su vez pueden dar órdenes a motores, actuadores y a otros dispositivos electrónicos. Además de esto, poseen capacidad para conectarse a redes al igual que un ordenador común a través de wifi, conexión de móviles por 4G o cualquier otro tipo de tecnología inalámbrica.
Este último punto es el más determinante para estos dispositivos, ya que es la característica que los hace parte del internet de las cosas. Las placas microcontroladoras se utilizan hoy en día para aplicaciones que van desde la domótica, hasta pequeños robots y tendrán un gran impulso a partir del lanzamiento de Windows 10.
Algunos tipos de placas microcontroladoras utilizadas en la actualidad
Una placa microcontroladora conectada a internet puede, por ejemplo, leer la información que le envían sus sensores y comunicarla de forma instantánea a un sistema central en la nube que analizará estos datos en tiempo real.
Un ejemplo de esta aplicación podría ser una compañía de seguros de coche interesada en premiar a aquellos clientes con un tipo de conducción más suave. Para esto colocaría una placa microcontroladora con sensores de movimiento dentro del vehículo, que estaría constantemente enviando datos de aceleración y frenado mediante la red de telefonía móvil al sistema que tendría la aseguradora en internet. A partir de esto, se tendría información en tiempo real para modificar el precio del seguro según el tipo de conducción e incluso para enviar comunicaciones y avisos al móvil del cliente.
Las aplicaciones de los microcontroladores son infinitas y constituyen un campo de desarrollo capaz de revolucionar desde procesos industriales hasta la vida diaria de las personas. En los próximos meses la combinación de estos dispositivos con el poder de análisis las aplicaciones en la nube dará un nuevo impulso a toda la tecnología informática.
Desde Davinchi estamos ya preparados para afrontar proyectos de este tipo, por lo que si estuviera interesado en este tipo de aplicaciones, no dude en contactarnos para asesorarle en la mejor solución para su idea o negocio.
¡Hasta el próximo post!