Un mundo (laboral) feliz

6 consejos para huir del síndrome de burnout y vivir el trabajo de manera alegre.

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David Fernández

Todo el mundo ha sufrido en algún momento un mal día de trabajo, es algo que a nadie le hace feliz pero, como pasa tras cada tormenta, suele salir el sol y al día siguiente todo parece mejorar.

Para las personas que sufren en síndrome de burnout, esto no es así.

Una mala organización, ya sea personal o a cargo de los responsables de la empresa, una carga excesiva de trabajo o expectativas demasiado altas, pueden ser algunos de los factores que favorezcan la aparición del síndrome del trabajador quemado, como se denomina en español.

Este estrés laboral crónico provoca efectos muy similares a los de la depresión, la principal diferencia es que mientras esta provoca un agotamiento y falta de ilusión por la vida en general, el burnout se enmarca solo en el entorno laboral. En caso de no ser tratado adecuadamente sí puede desembocar en un cuadro clínico de depresión.

Si entendemos el tratamiento contra la depresión como una especie de reaprendizaje de cómo ser feliz no parece muy desacertado pensar que el tratamiento contra el burnout debería tratar de cómo volver a ser feliz en el trabajo.

 

 

Felicidad en el trabajo

 

El departamento de Psicología de la Universidad de Harvard tiene dentro de su programa de estudios un apartado: "La ciencia de la felicidad", llamado así por el doctor israelí Tal Ben-Shahar, experto en Psicología Positiva y docente de la Universidad.

El doctor Ben-Shahar propone seis consejos principales para sentirse feliz y afortunado que también podremos aplicar en nuestro trabajo diario:

  • Perdona tus fracasos. Es más: ¡celébralos! Debemos aceptar aquellas cosas que no han salido bien y apostar con fuerza por un nuevo comienzo, un enfoque fresco o un nuevo proyecto que nos dé los frutos deseados.
  • No des lo bueno por hecho: agradécelo. No debemos dar por supuesto aquellas cosas, grandes y pequeñas, que nos son favorables. Puede que un día simplemente desaparezcan. Dales el valor que merecen y haz todo lo que puedas por mantenerlas.
  • Mantente activo. Busca un momento para dar un breve paseo o sube por las escaleras en vez de utilizar el ascensor. 30 minutos diarios de ejercicio suave son suficientes para que el cerebro produzca endorfinas, las llamadas moléculas de la felicidad, ya que producen de manera interna un efecto analgésico y sensación de bienestar.
  • Simplifica. Define cuáles son las prioridades, los asuntos realmente importantes, y dedícate a ellos. Es mejor centrarse en algo que intentar abarcar todo y fracasar. En caso de que tengas dentro del equipo gente a tu cargo, ¿has pensado en delegar ciertas tareas?
  • Medita. Es un hábito sencillo pero que puede resultar ajeno a aquellos que no lo practican. Es un momento idóneo para manejar nuestros pensamientos hacia el lado positivo, y aunque el optimismo no garantiza de por si la llegada del éxito, sí que nos aportará un grato momento de paz.
  • Practica la resiliencia. La resiliencia es la capacidad que tiene uno mismo para enfrentarse a problemas o circunstancias adversas, y recuperarse saliendo fortalecido y con más recursos.

 

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