"Las emociones no pueden ser controladas desde fuera, sino que deben ser controladas desde dentro de tu propia vida". (Libro Emociones Toxicas)
Vivimos en un mundo en el que se educa a las personas para ignorar y anular los sentimientos, propios y ajenos a pesar de que la emocionalidad es un aspecto fundamental en la vida de las personas.
Desde bien temprana edad recibimos mensajes que pueden hacernos sentir culpables al expresar sentimientos como la ira, vergüenza, culpa o enfado. Es posible que se genere un cierto pudor y miedo a la hora de expresar ciertos sentimientos por miedo a herir los sentimientos de otros si expresamos los nuestros. El resultado de esta anulación emocional cuando está mal gestionada, es que en muchos casos acaba desembocando en cuadros de ansiedad, fobias, depresión, o en distinto tipo de sintomatología psicosomática, además de propiciar en muchos casos la adopción de una perspectiva negativa y pesimista de la vida.
A pesar de que en muchos casos no resulta fácil identificar los propios sentimientos y mucho menos expresarlos, es importante que comprendamos que una adecuada gestión emocional pueda evitarnos el peligro de convertirnos en una persona propensa a la ansiedad, la tensión e incluso las fobias.
Existen una serie de aspectos básicos que debemos saber con respecto a las emociones y que influyen de forma directa en su adecuada gestión.
Los sentimientos implican una reacción de todo el cuerpo
El cerebro reacciona a los sentimientos. De este modo, durante momentos de estrés emocional, el cuerpo experimenta reacciones corporales, como el aumento de la frecuencia cardíaca, la respiración, la transpiración, e incluso temblores.
Los sentimientos son influenciados por nuestros pensamientos y percepciones
La forma en que percibimos o interpretamos una situación, da lugar a ciertos sentimientos. Los sentimientos también se ven afectados por el estrés, y a menudo, los pensamientos automáticos determinan nuestro estado de ánimo.
Los sentimientos pueden ser simples y complejos
Los sentimientos simples son la ira, el dolor, la tristeza, el miedo, el amor o la alegría.
Los sentimientos complejos duran más tiempo y también están vinculados a nuestro proceso de pensamiento. Los sentimientos simples tienden a ser de corta duración, más reactivos, y están vinculados a reacciones físicas involuntarias mediadas por el sistema nervioso autónomo. El miedo y el pánico pueden ser emociones básicas, mientras que la ansiedad es un ejemplo de un sentimiento más complejo.
Los sentimientos dan energía
Identificar los propios sentimientos y expresarlos incrementa el nivel de control y satisfacción personal, los sentimientos reprimidos pueden conducir a cuadros de ansiedad y tensión.
Los sentimientos son contagiosos
Una persona deprimida, es fácil que contagie ese sentimiento y pronto su entorno acabe sintiéndose triste y decaído. Lo mismo pasará con el entusiasmo, por lo que es bueno pasar tiempo con gente que mantiene y manifiesta una actitud positiva.
Los sentimientos no son correctos o incorrectos
Todos los seres humanos experimentan emociones como la ira, la envidia, los celos, la tristeza, la frustración y la irritación, y es algo completamente legítimo. No reconocerlo como tal hará que reprimamos aquellos sentimientos que consideramos "políticamente incorrectos", con todas sus consecuencias.
Tenemos la tendencia a reprimir nuestros sentimientos.
La supresión de los sentimientos puede ser consciente o inconsciente. De niños a veces se nos enseña a reprimir nuestros sentimientos y esta represión acaba convirtiéndose en un hábito. El resultado es que de adultos, con mucha frecuencia, no sabemos identificarlos, y comenzamos a ignorarlos y retenerlos. El hecho clave de todo esto es que por lo general los sentimientos retenidos e ignorados acaban manifestándose a través de síntomas tanto físicos como psicológicos. Cuando suprimimos nuestros sentimientos durante mucho tiempo, éstos pueden expresarse como dolores de cabeza, úlceras, tensión arterial alta, asma o problemas cardíacos, tensión muscular en el cuello, en la espalda, en los hombros, en los maxilares, entre otros; todos ellos conocidos como síntomas psicosomáticos. Cuando se aprende a identificar y manejar de una forma más eficaz los sentimientos retenidos tienden a reducirse estos síntomas e incluso a desaparecer.
Emoción y sentimiento se utilizan como sinónimos en el lenguaje coloquial e incluso en el lenguaje científico, sin embargo, el sentimiento es el componente subjetivo o cognitivo de las emociones, es decir la experiencia subjetiva de las emociones.
Como punto final queda añadir lo que a estas alturas ya resulta obvio. Es importante prestar atención a las propias necesidades y deseos, aprender a identificar nuestras reacciones emocionales y no tratar de retener los sentimientos, sino de aprender a expresarlos, es muy posible que cualquier consecuencia derivada de la expresión emocional por muy negativa que anticipemos que sea, será mucho menos negativa que las consecuencias de la represión y contención continua.