Por si alguien no se había dado cuenta, a pesar de la ola de calor que nos asola y que debería habernos dado las primeras pistas, estamos en época de vacaciones de verano.
Si, esas semanas de descanso que llevamos esperando desde que pasaron las navidades algunos incluso desde que terminaron sus vacaciones el verano pasado y en las que hemos ido depositando nuestros pequeños sueños durante todo el año, multitud de planes que hemos ido pensando y desplazando a estas fechas por falta de organización o, simplemente, de tiempo libre.
La idea es que dentro de unas semanas, cuando regresemos a nuestro puesto de trabajo, mente y cuerpo se encuentren descansados para permitirnos dar lo mejor de nosotros mismos con una placentera sensación de haber aprovechado a tope nuestros días libres, pero ¿se cumple esto en todos los casos?
A la hora del temido retorno de septiembre no todo el mundo se reincorpora de la misma manera y si no lo planteamos de manera correcta, puede desembocar en el temido síndrome postvacacional, al fracasar el proceso de adaptación entre nuestro periodo de ocio y la vuelta a la vida activa.
Cuando comenzamos las vacaciones lo hacemos ilusionados ante la perspectiva de multitud de planes que hemos ido acumulando, y que deseamos cumplir, pero si algo tiene el estrés es que no solo se aplica a nuestra vida profesional sino que también podemos sufrirlo en cualquier ámbito de nuestra vida. A veces su origen se encuentra en los lugares más insospechados y puede convertir nuestro descanso en todo lo contrario.
¿A qué peligros nos enfrentamos en nuestras vacaciones?
- Querer abarcar demasiado: Todos tenemos muchos planes pendientes y deseamos cumplirlos todos o la mayor parte de ellos, pero en algunos casos corremos el riesgo de convertir lo que deben ser unas plácidas vacaciones en una carrera contrarreloj, que poco podrá hacer para revertir el cansancio acumulado de los meses de trabajo. Es cierto que si viajamos a la otra parte del mundo y no tenemos intención de regresar pronto allí intentaremos aprovechar el tiempo para visitar muchos lugares o ciudades, pero posiblemente sea más interesante priorizar la calidad de ese tiempo y ver tranquilamente 3 sitios que intentar ver a toda prisa 6 o 7 sin disfrutar realmente de ninguno de ellos.
- Demasiado descanso: El descanso mental es tan importante como el físico, pero si dedicamos nuestras 2 o 3 semanas de asueto a tumbarnos en el sofá podemos tener un gran problema en nuestro retorno. Los expertos aconsejan realizar alguna actividad física, como pasear o practicar algún deporte y huir de las tomas de decisiones importantes. Sin nada más que hacer podemos dedicarnos a pensar, pensar y pensar, sin una visión realista de la vida. "No se decide bien en el contexto del tiempo libre", matiza el psicólogo Jorge Barraca, presidente de la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud (SEPCyS).
- Discusiones con familiares o amigos: Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), casi un tercio de los divorcios de nuestro país se producen tras las vacaciones estivales, pero estás fricciones que se pueden dar durante el verano no solo afectan a las parejas. Familiares y amigos también pueden verse afectados, si existe algún problema derivado de la convivencia y a esto le añadimos que el tiempo junto a nuestros seres queridos aumenta en consideración, puede ser una bomba de relojería si dejamos que una pequeña discusión o malentendido derive en algo mayor. Para evitarlo es bueno seguir ciertos consejos: realizar una buena planificación de las vacaciones, repartir equitativamente las tareas, ser generoso, saber negociar y ceder a tiempo (hoy museo y mañana playa), dedicarse tiempo para compartir actividades y establecer un buen diálogo entre todas las partes.
- Descuidarnos: Las vacaciones son una oportunidad para el autocuidado, por tanto debemos fomentar acciones saludables. No consiste en privarse de todo lo que nos gusta o de no darnos un día un capricho en la mesa, pero claro, todo ello sin pasarnos. El inmunólogo clínico Javier Carbone, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, estudia cómo influye el descanso de las vacaciones y nos da algunas recomendaciones como la ingesta balanceada de proteínas animales y vegetales y la obtención de vitamina D de la luz solar y de los alimentos para la operatividad de algunos mecanismos inmunológicos, así como el ejercicio físico regular y dormir bien. En resumidas cuentas: no podemos dejar de cuidarnos.
- Alargar los viajes hasta el último día: No es conveniente bajar del avión para meterse directamente en la oficina, es aconsejable regresar a casa un par de días antes de comenzar el trabajo para podemos irnos habituando a nuestras rutinas poco a poco. Debemos pensar en ello como un coche que circula a alta velocidad, si desaceleramos con suavidad iremos frenando paulatinamente sin ningún problema, pero si pisamos el freno de manera brusca, podemos llevarnos un buen golpe.
En general podríamos resumir todas las recomendaciones en una sola y como nos decía el sabio Aristóteles: la virtud se halla en el medio.
Felices vacaciones a todos, nos leemos de nuevo en septiembre (con las pilas bien cargadas).