21 sin quejas

"Cambia la forma de ver las cosas y las cosas cambiarán de forma"

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Nuria Fernández López

No aguanto este calor,  menudo atasco, no me gustan los lunes, otra vez a trabajar, demasiada gente, muy aburrido, pueden ser algunas de las quejas que formulamos o oímos a lo largo de un día cualquiera.  La queja es la forma de expresar desagrado, malestar, una pena, un dolor, etc. pero de forma negativa. El problema radica en que por norma general nos quejamos por desahogo emocional y no para cambiar algo. Aún así no todas las quejas son negativas, ni tiene uno que dejar de quejarse de todo, hay momentos en los  que la queja es necesaria para no sentirnos solos y obtener apoyo.

Aunque no todos somos iguales, obvio, hay una tendencia a la queja casi universal. En este contexto hace años surgió una curiosa iniciativa que es posible que os haya llegado a través de las redes sociales.

Will Bowen, un pastor estadounidense en sus sermones, proponía a sus protestones feligreses permanecer 21 días sin quejarse. Para facilitarles la cosa, repartió una pulsera morada que debían cambiarse de muñeca cada vez que se lamentasen de algo, para poner el contador a cero y empezar otra vez. De la iniciativa surgió un súper-ventas y un movimiento con miles de seguidores en todo el mundo. Creó para su comunidad «El reto de los 21 días». Su propuesta fue muy simple: los participantes debían colocarse una pulsera morada con la leyenda «Un mundo sin quejas» y resistir 21 días sin lamentarse por nada ni una sola vez. Si durante ese periodo los participantes emitían algún lamento, debían cambiarse la pulsera de muñeca y volver a empezar. Los resultados fueron sorprendentes, y la idea de Bowen se propagó rápidamente por todo el mundo. Esta campaña ha logrado que 6.000.000 de personas en más de 100 países se hayan enganchado a ella, la mayoría de estos participantes han conseguido superar los 21 días, aunque con un margen de tiempo algo superior, les costó estar el tiempo comprometido sin lamentos seguido un mínimo de 6 meses.

¿Por qué 21 días?  Ya en alguna ocasión hemos comentado la teoría de William James filósofo estadounidense del siglo XIX y principios del XX, profesor de psicología en la Universidad de Harvard y fundador de la psicología funcional. Fue el primero en  postular que para crear un hábito o eliminarlo se debe mantener este hábito o suprimirlo durante 21 días, así se convierte en un acto subconsciente.

Con independencia de que estemos de acuerdo en la iniciativa y el marketing generado en torno a la propuesta de Will Bowen, e incluso el debate que se puede establecer de si 21 días son o no suficientes, lo que es indiscutible es que dejar de quejarse tiene múltiples beneficios:

  1. Aumenta la felicidad.
  2. Nos sentimos menos quemados.
  3. Cambiamos la forma de comunicarnos con los demás y por lo tanto la forma en que otros se comunican con nosotros.
  4. Rompemos círculos viciosos.
  5. Mejoramos las relaciones sociales.
  6. Nos sentimos más optimistas.
  7. Nos enfocamos más a la solución del problema.
  8. Disminuye la ansiedad y el malestar.
  9. Estamos más receptivos a nuestro entorno y las cosas positivas que nos suceden.

Por intentarlo nada perdemos y en nada va a perjudicarnos, aunque el movimiento de Bowen recomienda utilizar las pulseras que por supuesto venden en su propia web, está claro que la pulsera nada tiene ver con el objetivo más que actuar como un recordatorio continuo de nuestro reto, además de ser un lucrativo negocio para Will Bowen,  podemos usar cualquier cosa a la que le asignemos la misma funcionalidad, un anillo, una piedra en el bolsillo, cualquier pulsera, una cinta en el pelo, una prenda, ya que no es más que el símbolo de nuestro compromiso personal. No se trata de otra cosa que acostumbrar a nuestra mente a obviar determinado tipo de contenido nocivo y concentrarse en datos e información que supone una mejora en nuestra calidad de vida y en nuestras relaciones.

"Uno es responsable de lo que hace, de lo que sufre y de lo que ama". Dr. Viktor. E. Frankl  

 

 

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