Cerrando círculos

Unas indicaciones de Paulo Coelho para ayudarnos a aceptar los cambios que nos depara la vida.

Bookmark and Share

Patricia Lanza

 

Una de las cosas más difíciles en esta vida es aceptar que nada es para siempre. Hay algunas etapas que cerramos con la ilusión de comenzar una nueva que se nos antoja más interesante y llamativa. Puede que no nos cueste tanto dejar el colegio con la perspectiva de la universidad ante nosotros. Es posible que abandonar una casa cuando nos mudamos a un nuevo hogar más grande o confortable pueda resultar motivador.

Pero hay otras ocasiones en que no resulta tan fácil. Es difícil cuando el cambio te viene impuesto. Una persona cercana que fallece, un despido, el final de las vacaciones...hasta nuestra serie favorita que se acaba. En distintos grados, y con diferentes consecuencias, seguimos aferrados a ello y es complicado asimilar la sensación de pérdida.

Tampoco suele ser fácil cuando eres tú el que tiene que tomar la decisión de cerrar una puerta. Aunque delante de ti esté la nueva que está por abrir, siempre te asaltarán dudas sobre si la decisión es la correcta e, incluso, en algunos casos, será inevitable cierta morriña.

Pero la vida es así. Y nos guste o no, vamos a tener que enfrentarnos a la situación: la vida son etapas. Unas acaban y otras empiezan. Para bien o para mal. Pero no nos queda más que seguir adelante.

Paulo Coelho nos da indicaciones de cómo afrontar estas situaciones. Mejor que él, yo no sabría hacerlo.


 

CERRANDO CÍRCULOS

Por Paulo Coelho

Es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer más allá del tiempo necesario, perderás la alegría y el sentido de todo lo demás.

Cerrando círculos, cerrando puertas o cerrando capítulos.

Como quieras llamarlo.

Lo importante es poder cerrarlos.

Lo importante es poder dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?

¿Se acabó la relación?

¿Ya no vives más en esa casa?

¿Debes irte de viaje?

¿La amistad se acabó?

Puedes pasar mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, en regresar la cinta y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.

El desgaste va a ser infinito porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos destinados a ir cerrando capítulos.

A pasar la hoja.

A terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado.

Ni siquiera preguntándonos por qué.

Lo que pasó, pasó.

Y hay que soltarlo, hay que desprenderse.

No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

No.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, dar presentes, cambiar de casa.

Romper papeles, tirar documentos, vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos internos de superación.

Dejar ir, soltar, desprenderse.

En la vida nadie juega con cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.

Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.

El pasado ya pasó.

No esperes a que te devuelvan, no esperes a que te reconozcan, no esperes a que "alguna vez se den cuenta de quién soy yo".

Suelta el resentimiento; al prender tu "televisor" personal para ver y volver a ver el asunto, lo único que consigues es dañarte mentalmente, envenenarte, amargarte.

La vida camina hacia adelante, nunca hacia atrás.

Porque si andas por la vida dejando puertas abiertas, "por si acaso", nunca podrás desprenderte ni vivir el hoy con satisfacción.

Noviazgos o amistades que no terminan, posibilidades de "regresar" (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que te invadieron.

Si puedes enfrentarlos ya y ahora... ¡Hazlo! Si no, déjalos ir, cierra capítulos. Di para ti mismo que no, que no volverá.

Pero no por orgullo ni por soberbia, sino porque tú ya no encajas allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio... Ya no eres el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.

Cierra la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo.

Ni tú serás el mismo ni el entorno al que regreses será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.

Es salud mental, amor por ti mismo, desprenderte de lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable.

Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque cuando viniste a este mundo, llegaste sin ese accesorio, por lo tanto, se ha vuelto una costumbre vivir pegado a él y, es un trabajo personal aprender a vivir sin ese accesorio humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr porque, repito, nada ni nadie nos es indispensable. Se trata de costumbre, apego, necesidad.

Pero... cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacude, suelta.

Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir hacia adelante con tranquilidad.

 

¡Esa es la vida!

 

 

Grupo Finsi | NM formación y consultoría | Davinchi