“Muchas organizaciones se deshumanizan porque no pueden aceptar ser vulnerables”
Podríamos establecer como principio universal la tendencia general del ser humano a huir de la propia fragilidad y evitar aquello que de alguna manera nos impida mostrarnos más fuertes de lo que realmente somos (disculpas, muestras afectivas, actos de sensibilidad o incluso, empatía). El error radica básicamente en que ésta actitud nos impide mostrarnos de forma genuina, cualidad enormemente valorada y reconocida por quienes nos rodean y que aporta un valor realmente diferencial a las relaciones humanas.
En un sentido metafórico podemos entender que las personas somos como el cubo de Rubik, uno todo formado por distintas caras. A veces mostramos una y en otras ocasiones mostramos otra, pero ello no nos hace personas distintas. Con frecuencia nos empeñamos en presentar una única cara, nos empeñamos en exhibir lo que no somos. Es precisamente esto lo que sucede con las partes que entendemos más emociones de nuestro comportamiento y que pueden presentarnos como más vulnerables o "débiles", tendemos a ocultarlas dejando ver sólo una única cara, ocultando las demás.
Brené Brown, speaker y profesora de la Universidad de Houston, en los últimos doce años ha estado involucrada en la investigación sobre una serie de temas bastantes interesantes incluyendo la vulnerabilidad, el coraje, la dignidad y la vergüenza. En sus estudios sobre vulnerabilidad plantea que cuando nos inmunizamos para no sentir emociones negativas, también nos inmunizamos para sentir las positivas. Por ello, y aunque nos cueste, "el camino para aceptarnos pasa por admitir nuestros miedos y la vergüenza de que los otros vean algo de nosotros mismos que rechazamos".
Tenemos una gran tendencia a confundir fragilidad con debilidad. Mientras que la fragilidad convive en un continuo con la fortaleza, la debilidad es una cuestión más psicológica relacionada con la actitud de afrontamiento. La fragilidad no es algo negativo, implica asumir la posibilidad de rotura en un momento determinado, sin embargo la debilidad es una actitud de derrota. El ser humano es un ser falible, pero la confusión entre debilidad y fragilidad lleva en muchas ocasiones a querer ocultar aquellas caras de nuestro cubo que muestran nuestra "esencia falible", que no debilidad.
Aceptar que somos seres vulnerables implica aceptar que las cosas pueden dolernos, que podemos caer, incluso rompernos pero que, al mismo tiempo, somos capaces de levantarnos.
El auténtico desafío para el ser humano pasa por aprender a aceptarse con todos los primas de su personalidad, a veces, grande y exitoso; otras, pequeño y frágil. Personas no perfectas, con defectos e inseguridades que no necesitan seguridades artificiales para ser queridos, respetados, aceptados, valorados y reconocidos.
Una de las cualidades que más valoramos en los demás es su genuinidad, que no es otra cosa que la capacidad de mostrarnos ante otros con transparencia, sinceridad, nobleza, sin falsedades, engaños ni seducciones artificiales.