El increíble hombre automático

Bookmark and Share

David Fernández

Al cabo del día hay una gran cantidad de acciones que realizamos sin que seamos completamente conscientes de ellas. Por ejemplo, podemos comprobarlo si salimos apresuradamente de casa y al llegar al portal dudamos sobre si hemos cerrado la puerta de nuestra casa con llave o no. Al regresar, si uno no es muy despistado, la mayor parte de las veces comprobamos que cerramos de manera correcta, utilizando la llave, aunque en realidad no tenemos el recuerdo vivo de haberlo realizado. A estas acciones se las denominan procesos inconscientes o automáticos.

Así, si observamos atentamente a alguien que empieza con sus primeras lecciones a los mandos de un vehículo, nos daremos cuenta de que sigue unos determinados pasos de forma repetitiva. De la repetición pasa hacia la costumbre, y de ahí, al hábito. En poco tiempo, esa persona pasará de sus pautas ("piso el freno, piso el embrague, meto primera, etc...") a un comportamiento automático.

Esta adquisición del hábito proviene de la repetición, cada vez menos consciente, de las acciones necesarias para lograr que el coche se ponga en movimiento. Al automatizarlo, podremos realizar más tareas ya que no tendremos que pensar en pisar los pedales. Nuestra mente es limitada, y aunque sólo podemos realizar cada vez una sola tarea que exija nuestra atención, por suerte, podemos realizar a la vez otras de forma inconsciente.

En muchas disciplinas deportivas, el entrenamiento deportivo se basa también en las repeticiones para mejorar la técnica. Las  continuas repeticiones estimulan la zona correspondiente del córtex cerebral y consiguen que el cerebro automatice esas funciones, de esa manera se gana no solo en precisión sino también en la velocidad de respuesta. El secreto está en cómo el cerebro aprende e interpreta cada movimiento para después reproducirlo sin fallos y mejorarlo hasta la perfección.

 

 

Deportista utilizando Halo Sport

 

El antiguo velocista estadounidense y medallista olímpico, Michael Johnson, perfecto conocedor de estas rutinas dirige un centro de entrenamiento para atletas de alto rendimiento. Uno de los últimos métodos implementados en sus instalaciones contempla el uso del Halo Sports, unos auriculares con forma de diadema donde están incrustadas unas especies de púas de silicona que transmiten unas descargas que no superan los dos miliamperios. Su uso no puede prolongarse por más de veinte minutos, mientras el deportista entrena, de lo contrario hay un alto riesgo de padecer un ictus.

Al utilizarlo se produce un aumento de resistencia y mejora del equilibrio, la atención, la ejecución de movimientos a la vez que inhibe la señal de fatiga que los músculos envían al cerebro.

El Halo Sports, creado por el doctor Daniel Chao a partir de unos experimentos con implantes cerebrales para tratar la epilepsia, ya ha demostrado su eficacia en varios atletas olímpicos y equipos universitarios con mejoras del rendimiento superiores a un 10%.

Está aplicación de la neurociencia ha permitido también mejorar en un 13% la fuerza del salto del equipo nacional de esquí de Estados Unidos e incluso la Armada ha utilizado técnicas similares para agudizar la atención de los soldados a la hora de disparar.

¿Llegará el día en que estos dispositivos nos ayuden en el aprendizaje en nuestras casas y trabajos? El tiempo lo dirá.

Grupo Finsi | NM formación y consultoría | Davinchi