"Se necesita coraje para pararse y hablar, pero mucho más para sentarse y escuchar". Winston Churchill.
Aunque el silencio nos está bien visto en una sociedad en la que todo se radia, se expone y se comenta, es sin duda una gran habilidad a tener en cuenta y desarrollar, aunque no al alcance de todos.
Para escuchar, que no oír, es requisito imprescindible ser aliado del silencio, de ese silencio que da el tiempo necesario para comprender lo que el otro trata de explicarnos. Porque una escucha activa nace en realidad de un silencio activo respetuoso, a pesar de que en la mayoría de ocasiones cuando alguien necesita de nuestra ayuda y nos cuenta sus preocupaciones tendemos a ofrecerle de forma prematura consejo, sin atender realmente al transfondo del mensaje y el sentimiento contado. El silencio en una demostración no sólo de escucha, sino también de interés.
Edgar Schein, doctor en psicología social, afirma que "interrumpir a los demás es uno de los comportamientos de comunicación más comunes y destructivos", y encuentra explicación a esta práctica en que "lo solemos hacer convencidos de que tenemos que decir algo más importante que aquello que va a decir el que está hablando".
Gandhi, Luther King, Mandela o el propio Churchill todos ellos líderes carismáticos, lo fueron precisamente por la importancia que le daban a la escuchar. A este tipo de personas, el experto en liderazgo Rober Greenleaf los denomina 'líderes serviciales' , justamente porque se diferencian del resto en que primero escuchaban y después hablaban.
Keith Davis, profesor de College of Managment de la Universidad de Arizona enumera las diez reglas de la buena escucha, reglas de seguimiento obligado:
1. Deje de hablar. Usted no puede escuchar si está hablando.
2. Haga que el que habla se sienta cómodo. Ayúdelo a sentirse que es libre de hablar.
3. Demuéstrele que desea escucharlo. Parezca y actúe como si estuviera sinceramente interesado.
4. Elimine y evite las distracciones. No se distraiga jugando con pedazos de papel, escribiendo, etc.
5. Trate de ser empático con el otro. Intente ponerse en su lugar, comprender su punto de vista.
6. Sea paciente. Dedíquele el tiempo necesario, no interrumpa.
7. Mantenga la calma y su buen humor. Una persona colérica toma el peor sentido de las palabras.
8. Evite discusiones y críticas, sea prudente con sus argumentos.
9. Haga preguntas. Esto estimula al otro y muestra que usted está escuchándolo.
10. Pare de hablar. Esto es lo primero y lo último. Todas las otras reglas dependen de esto. Usted no puede escuchar si está hablando
En definitiva, no sólo de hablar vive el buen comunicador, antes de ello, hay que escuchar, y para escuchar, el silencio activo es la clave.