¿Podemos hacer algo para prevenir el Alzheimer?

Con muy poco esfuerzo, podemos retrasar los efectos de la edad en las capacidades mentales. Unas sencillas claves pueden ayudarnos.
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Patricia Lanza

Una de las principales consecuencias de los avances médicos es el incremento de la esperanza de vida. De hecho, se espera que los ninos que han nacido a partir del ano 2000 y vivan en un país desarrollado, lleguen a cumplir los 100 anos.

Que la población llegue a estas edades tiene un montón de implicaciones: desde cuál será la edad de jubilación para mantener a la población hasta que los casos de demencia senil sean cada vez más numerosos.

Rara es la persona que a día de hoy no tiene o ha tenido algún familiar o conocido que haya sufrido Alzheimer. Todos sabemos lo duro y difícil que es lidiar con la pérdida de facultades mentales, tanto para el enfermo como para las personas que le rodean, que viven la degeneración progresiva de las capacidades básicas.

Aunque actualmente no disponemos de una cura para las demencias, sí podemos prevenir o, al menos, retrasar su aparición. Los primeros síntomas de una demencia se pueden diagnosticar hasta 20 anos antes de ésta se manifieste al 100. Al igual que el resto de nuestro cuerpo, ejercitarlo y cuidarlo, puede hacer que se mantenga en mejor forma durante más tiempo. Vamos a ver algunos sencillos consejos que nos pueden resultar útiles para retrasar la aparición del Alzheimer.

LA ALIMENTACIÓN

Somos lo que comemos, así que nuestra alimentación influyen en gran medida en cómo nos mantenemos físicas y mentalmente. La dieta mediterránea ha demostrado ser una buena herramienta para mantener nuestro cerebro sano.

  • Las frutas y verduras aportan antioxidantes que capturan los radicales libres y, por tanto, protegen a las moléculas receptoras de su degradación.
  • El aceite de oliva y el pescado, sobre todo el azul, portan ácidos grasos omega-3 que protegen del deterioro mental.
  • El vino, en cantidades moderadas, ha demostrado también ser útil a la hora de retrasar el envejecimiento.

EL EJERCICIO, FÍSICO Y MENTAL

  • El ejercicio físico tiene consecuencias positivas en nuestro cerebro. Ya sabemos: "mens sana in corpore sano". El cerebro de los deportistas está más protegido que el de las personas sedentarias porque tiene una mejor circulación. Pero no es necesario ser un deportista de élite para beneficiarse del ejercicio. Se ha demostrado que hacer ejercicio 15 minutos, 3 días a la semana es suficiente para notar una mejora. No tenemos excusa.

  • Ejercicio mental: las neuronas van muriendo, pero también se regeneran. Pero esto no es suficiente para protegernos del Alzheimer. El aprendizaje y los recuerdos provienen de las conexiones entre neuronas que vamos creando. Aunque las neuronas se regeneren, si no hacemos nuevas conexiones, no hay aprendizaje. Por esto es fundamental mantener siempre activa. Se han puesto de moda los videojuegos que ayudan a ejercitar la memoria, la lógica, la atención, etc. Pero si no disponemos de ellos, podemos utilizar métodos más clásicos como los crucigramas, los sudokus o, simplemente, hacer mentalmente la suma de lo que vamos comprando en el supermercado.

"Si las personas supieran que pueden vivir hasta los 100 anos,
tal vez organizarían su vida de otra manera"


(James W. Vaupel director-fundador del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Rostock, en Alemania)

Puede que nosotros no lleguemos a los 100 anos (o quizás sí, quién sabe...). Ante la duda, mejor prevenir.


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