La madurez de la psicología positiva ha venidio de la mano del rigor científico y su capacidad de aprender de los errores.
El término psicología positiva lleva ya unos cuantos años perfectamente instalado entre nosotros. En estos años se han llevado a cabo numerosos trabajos con rigor científico, que nada tienen que ver con la información y datos que aparecen en las publicaciones de autoayuda, que han acreditado sobradamente su aportación y valía, llevando a la psicología positiva a un estado de madurez, al que han contribuido no sólo dichas investigaciones, sino también las críticas constructivas que ha ido recibiendo a lo largo de estos años, y que han ayudado a su crecimiento, a través de la reflexión sobre lo que ha ido bien y como superar los errores.
La Psicología Positiva que utiliza el método científico basando sus raíces y fundamentados en el conocimiento y la investigación científica, va más allá de lo puramente hedónico o placentero. Su objeto de estudio es transversal a diversas áreas y campos de aplicación, la salud, el trabajo, las organizaciones, el deporte, el tiempo libre, etc.
Es cierto, que en los inicios de la psicología positiva había un marcado énfasis por estudiar solo los aspectos positivos del funcionamiento humano y social, tratando temas de contenido positivo como las emociones positivas, las fortalezas del carácter o el flow. No obstante, las críticas recibidas por solo focalizarse en los aspectos positivos, o incluso a que una focalización excesiva en lo positivo podría llevar a lo negativo (un exceso de optimismo podría llevar a conductas de riesgo), han hecho que la Psicología Positiva se haya ido desarrollando de tal forma que las críticas en lugar de desestabilizarla o hacerla desaparecer, la han ayudado a alcanzar una nueva fase de madurez y desarrollo, que se ha llegado a denominar como Psicología Positiva 2.0 (Wong, 2011). Con un enfoque más matizado de los conceptos positivo y negativo, un concepto de bienestar más dialéctico, que asume que la tensión entre fuerzas opuestas positivo vs. negativo, o lado oscuro vs lado brillante, forma parte del desarrollo positivo.
En muchas investigaciones ya está presente la idea de enfatizar lo positivo, pero aprendiendo a gestionar también lo negativo, para incrementar el bienestar y la capacidad de afrontamiento, mejora y superación.
En este sentido, Wong (2011) desarrolla un modelo dual en donde la psicología positiva se debería asentar en cuatro pilares fundamentales:" las virtudes, el significado, la resiliencia y el bienestar al servicio de crear una vida mejor para las personas y para las sociedades a pesar de la negatividad inherente en la existencia humana". Es un modelo que incluye conceptos que no se han trabajado mucho dentro del ámbito de la Psicología Positiva como la "resiliencia".
Lo que está claro, es que con el tiempo, la Psicología Positiva ha ido madurando y ha ido ampliando su objeto de estudio, incluso el concepto y contenido mismo de lo que entendemos por "positivo", con un enfoque práctico que enfatiza la idea de poder construir las bases para vivir una vida plena de sentido y significado, pero aceptando lo negativo como parte de la misma. Algunas emociones y situaciones no tan placenteras (tristeza, inquietud, perseverancia, etc.) resultan esenciales en la consecución del bienestar, el desarrollo personal y profesional.
Como consecuencia del movimiento del estudio científico de lo "positivo", en sentido amplio, y sus aplicaciones, en gran parte, se ha acumulado mucha evidencia empírica y tenemos más conocimiento sobre cuáles son los rasgos y características que hacen que unas personas estén más satisfechas con su vida que otras, que tengan mayores niveles de bienestar psicológico, estilos explicativos más optimistas de sus circunstancias, etc. También gracias a la investigación más rigurosa empezamos también a recopilar evidencias aplicadas de cuáles son los factores que facilitan que una persona, grupo u organización se desarrolle de manera positiva bajo condiciones de estrés, crisis o que incluso salgan fortalecidos después de un trauma/crisis, o cuáles son las prácticas saludables que ponen en marcha las organizaciones que hacen que sus trabajadores y equipos sean más saludables y resilientes y como consecuencia tengan mejores niveles de desempeño, calidad del servicio, engagement en sus equipos, mayor resiliencia organizacional y emociones colectivas positivas.