Como en más de una ocasión se ha tratado en anteriores posts, estamos inmersos en una era de avances sin precedentes en tecnologías de inteligencia artificial. Esta revolución silenciosa que recientemente comenzó a ser impulsada por las mayores compañías tecnológicas, universidades y centros de investigación, se ha puesto a disposición de todo el mundo como servicios en la nube bajo demanda para todo aquél que quiera incorporar estas funcionalidades en sus sistemas informáticos.
De pronto los procesos inteligentes que anteriormente requerían de inversiones altísimas en equipos sólo al alcance de unos pocos, han comenzado a estar a disposición de todos como servicios en internet que se pueden utilizar bajo demanda, enlazados con los sistemas que, por ejemplo, las empresas de software como nosotros desarrollamos.
El efecto que esto está teniendo se está haciendo notar en toda la industria y en especial en el ámbito científico. Desde las aplicaciones médicas y el tratamiento de enfermedades como el cáncer, hasta la mejora en los modelos de predicción climatológica, y desde la optimización de la producción de alimentos hasta la astrofísica. La Inteligencia Artificial se ha convertido en el pilar fundamental de las investigaciones que ayudan a los científicos a descubrir relaciones entre variables aparentemente sin relación, y automatizar la detección de patrones ocultos en secuencias infinitas de datos. Lo que antes hubiera tardado décadas en ser descubierto, está siendo detectado y analizado en cuestión de semanas o meses.
A pesar de todo esto, diferentes situaciones del mercado y la complejidad para transformar estos desarrollos en productos comercializables, hacen que sean pocos los proyectos que por el momento están en condiciones de ser aprovechados por el grueso de la sociedad en su conjunto.
Mientras tanto, vivimos en una etapa de transición entre modelos de sociedad en la que diferentes grupos de personalidades relevantes de la ciencia y la tecnología no dejan de alertar a los gobiernos sobre los peligros de la Inteligencia Artificial, y la supuesta necesidad de limitarla y controlarla por su potencial para acabar con la raza humana.
Más allá de las opiniones y la información que cada uno tenga, es importante no caer en el simplismo de temer por un posible escenario futuro repleto de terminators y skynets.
Aunque estas tecnologías evolucionen al ritmo que lo están haciendo, no dejarán de ser procesos que imitan razonamientos inteligentes, algo que está a años luz de lo que se podría considerar inteligencia "real", lo cual involucraría alguna forma de autoconciencia y voluntad. Esto último sólo podría realizarse una vez que se comprendiera el funcionamiento completo del cerebro, los mecanismos cognoscitivos y la tecnología de computación cuántica estuviera lo suficientemente madura... algo muy difícil de imaginar que pueda lograrse en este siglo.
La inteligencia artificial está más cerca de ayudar a revertir el cambio climático que a acabar con el mundo, pero lo cierto es que plantea el gran desafío de encontrar un equilibrio entre los humanos y las máquinas que permita potenciar a las sociedades y no las destruyan por la vía fácil de la automatización masiva. Algo que dejaría sin trabajo a millones de personas en los próximos veinte años y por lo que todo gobierno de país desarrollado debería estar mucho más que preocupado.
La inteligencia artificial y los sistemas de aprendizaje automatizado han llegado para quedarse y su evolución es imparable. Por eso desde Davinchi integraremos cada vez más estas tecnologías en nuestros sistemas y estamos preparados para asesorar a todos los que nos lo soliciten sus aplicaciones. Buscamos potenciar al trabajo y la formación de las personas, tanto en los entornos presenciales como en los de realidad virtual y colaborativos.
El desafío recién está comenzando y ya somos parte de lo que pensamos es la primera gran revolución de este siglo.
Y como siempre, si le parece interesante este tema y quiere opinar al respecto o saber más, no dude en contactarse con nosotros o compartir su opinión.
¡Hasta el próximo post!