La esencia del Marketing social no es vender, busca la trasformación profunda en la realidad social, promover comportamientos para generar cambios.
Como ya hemos destacado en otros post vivimos en sociedad y los seres humanos necesitan comunicarse, relacionarse e interactuar. "El hombre es un ser social por naturaleza" frase de Aristóteles y nacemos con esta característica y la vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, por tanto, necesitamos a los otros para sobrevivir.
Nosotros poseemos una dimensión individual, como seres, pero también debemos aprender a convivir en sociedad y este aprendizaje se llama proceso de sociabilización. Este proceso, es el conjunto de aprendizajes que el hombre necesita para relacionarse con autonomía y autorrealización. Dónde hemos aprendido a autorregularnos a través del lenguaje, de las normas y la cultura.
Si trasladamos esto al campo de la mercadotecnia, y conocemos el modo de comportarnos como seres humanos, buscaremos un doble objetivo. Por un lado aplicar técnicas en las que demos respuesta a las necesidades de los usuarios y cubrir sus deseos. Y por otro lado, cubrir esas necesidades modificando ciertos comportamientos que mejoran su bienestar y el de resto de personas.
Para ser más concretos el objetivo primordial es promover ideas, actitudes y comportamientos voluntarios de las personas con el fin mejorar sus condiciones de vida. Esto se consigue realizando programas diseñados para que los usuarios acepten, modifiquen, rechacen o abandonen ciertos comportamientos que revierten en cambios positivos para la sociedad.
Este marketing suele estar asociado al sector público, campañas de concienciación o en ONG o entidades de carácter social.
En el ámbito empresarial está asociado al compromiso social y va de la mano con los valores de marca. No debemos trabajar de manera aislada con determinadas acciones, sino de manera continuada en el tiempo.
Este marketing se desarrolla día a día, y viene impulsado por la conducta de la sociedad que quiere un bienestar de una gran comunidad, evitando el individualismo. Por ello, debemos plantear estrategias en las que nuestros clientes y consumidores se sientan identificados con nuestros productos o servicios, pero que la acción de adquirirlos, no sólo se queda ahí, sino que ayuda en la mejora de otros colectivos más desfavorecidos, en la mejora de nuestro medio ambiente o en la salud.
En definitiva pretende generar los cambios de comportamiento en los usuarios que son más correctos y aceptables para la sociedad en general y dejar de lado la venta.