Tomás Ortiz Alonso, catedrático de Psicología Médica en la Universidad Complutense de Madrid afirma: "en los próximos 30 años la ciencia por fin tendrá certezas sobre cómo funciona nuestro cerebro".
Para los que nuestro trabajo tiene un componente constante de investigación, formación y de estar al día del conocimiento que se va generando, siempre andamos a la búsqueda de trabajos, publicaciones, estudios, entrevistas, etc. que nos ayuden como fuentes documentales y sustento del conocimiento continuo.
En este sentido, el periódico el País, sin ánimo publicitario, entiéndaseme bien, ha comenzado una serie sobre Neurociencia y Psicología que recogerá cuarenta títulos sobre los descubrimientos más recientes que exploran las relaciones entre el cerebro y el entorno, los procesos cognitivos, emocionales y la conducta humana.
Esta colección está dirigida por Tomás Ortiz Alonso, prestigioso neurocientífico, experto en educación, quien ha dedicado buena parte de su vida a desentrañar los misterios del cerebro. Experto de prestigio internacional que desarrolla programas neuroeducativos en niños para "activar los mecanismos cerebrales que procesan la información y que permiten construir autopistas neuronales de aprendizaje".
El interés de fondo de este tipo de fuentes radica en ayudarnos a comprender mejor cómo funciona nuestra mente, cómo pensamos, cómo se generan nuestras emociones, cómo tomamos decisiones, todo ello, se refleja en el cerebro y en nuestros comportamientos.
En las últimas décadas se ha producido un gran salto con respecto al conocimiento del funcionamiento del cerebro, mientras antes una persona tenía un accidente, perdía el habla y se deducía que esta podía relacionarse con la zona cerebral donde se producía la lesión, ahora tenemos información directa y en tiempo real, podemos ver el cerebro mientras realiza una función concreta, lo que ha supuesto un salto cualitativo en el conocimiento de su funcionalidad.
Con respecto al funcionamiento del cerebro las evidencias apuntan hacia:
Aunque a tenor de lo dicho, pueda parecer que ya disponemos de mucha información con respecto al órgano que nos gobierna, en realidad sólo tenemos pistas, el futuro deberá aportarnos datos para comprender realmente su funcionamiento y esa comprensión se podrá usar y aplicar a nuestra vida cognitiva, emocional y conductual.
Según Tomás Ortiz Alonso en los próximos 30 años, seguramente resolveremos el enigma.