En 2006 la revista "British Medical Journal" dio nombre a un nuevo trastorno: el TDM (Trastorno por Déficit de Motivación). Su síntoma principal es lo que comúnmente se define como "ganas cero de hacer nada". Vamos, lo que viene siendo una pereza absoluta. Mucha gente se sintió muy aliviada porque, finalmente, encontraban una explicación científica y, sobre todo, una excusa perfecta a su habitual pereza. El problema es que todo resultó ser una broma por el día de los inocentes. Un chasco para muchos.
Así que habiéndonos quedado sin excusas para no hacer lo que nos habíamos propuesto hacer, lo único que nos queda es buscar el modo de superar esa pereza y afrontar los objetivos propuestos.
La primera estrategia es obvia: reducir el número de autoexigencias que nos planteamos. Porque a veces el problema no es que seamos perezosos, es que ya no podemos más. Si analizamos nuestra lista de "deberes", quizás encontremos que mucho de ello, más que un "tengo que" o "debería" podría pasar tranquilamente a ser un "si me da tiempo y me apetece". Descansar cuerpo y mente es tan o más importante que muchas de las tareas que nos autoimponemos y, sobre todo, un requisito para poder realizarlas.
El siguiente paso si hemos concluido que realmente es fundamental realizar la tarea es determinar cuál es la causa de esa pereza: ¿estamos cansados?, ¿nos da miedo enfrentarnos a ello?, ¿nos sentimos sobrepasados por la tarea?, ¿nos aburre?... Conocer la causa nos puede ayudar a buscar la mejor forma de afrontarlo. Si, por ejemplo, la tarea es muy compleja y nos sentimos agobiados, lo mejor es dividirla en pequeños pasos más asumibles.
Otras claves que pueden ser de gran ayuda:
Y, sobre todo, ¡sigue intentándolo!: no uses la excusa de "total..."