Existe una estrecha relación entre satisfacción laboral, capital psicológico y el síndrome de burnout.
"La manera en que los trabajadores afrontan las demandas del trabajo puede ser causante o no de problemas relacionados con el desgaste laboral o burnout, lo que puede llegar a afectar sus esferas personales, laborales y familiares (Organización Mundial de la Salud, 2010)".
El agotamiento emocional, hace referencia al estado que se produce cuando entendemos que nuestros recursos emocionales para enfrentar una situación se encuentran agotados. Esto puede acabar provocando falta de realización, sensación de falta de habilidad, fracasos en la ejecución de tarea, síntomas físicos diversos (cefaleas, insomnio, dolores musculares), dificultad en las relaciones (aislamiento, conflictos interpersonales y familiares), emocionales (depresión, ansiedad, irritabilidad) y un amplio etc.
El alcance del síndrome de Burnout ha provocado que muchos autores se interesen por investigar acerca de aquellas variables que puedan contribuir a prevenir o disminuir los efectos de su aparición. Se han considerado el aporte positivo que podrían tener la satisfacción laboral y el capital psicológico como elementos preventivos.
De una forma muy general se entiende por capital psicológico al conjunto de habilidades emocionales que permite enfrentar las actividades diarias de manera efectiva. Implica constructos tales como: autoeficacia, optimismo, esperanza y resiliencia.
Estas fortalezas y capacidades psicológicas se van adquiriendo en el proceso de desarrollo y maduración personal y emocional, y aún cuando no se hayan adquirido, son susceptibles de aprendizaje y mejora.
Algunos autores han encontrado que aquellos trabajadores que tenían niveles más altos de capital psicológico presentaban menores niveles de burnout.
En la investigación: "La satisfacción laboral y el capital psicológico: factores que influyen en el síndrome de burnout" (Gustavo E. Gómez-Perdomo, Adriana C. Meneses-Higuita y María C. Palacio-Montes), los autores trabajaron con una muestra de 111 trabajadores, hombres y mujeres, con distinta formación, categorías profesionales y edades. Todos los participantes completaron cuestionarios para evaluar el capital psicológico, la satisfacción en el trabajo y Burnout. A partir del análisis de los datos obtenidos se concluye que efectivamente a mayor nivel de satisfacción laboral, menor nivel de síndrome de burnout; y a mayor nivel de capital psicológico, menor nivel de síndrome de burnout.
Estos resultados y otros que van en la misma línea, señalan una línea de actuación clara en lo que viene siendo el enfoque de comportamiento organizacional positivo, que hace referencia a que si las fortalezas y las capacidades psicológicas tales como resiliencia, optimismo, esperanza y autoeficacia son desarrolladas de manera efectiva, disminuyen el riesgo de presentar síndrome de burnout y todas las consecuencias de el derivadas a nivel organizacional y personal. No hay que perder de vista, por tanto, el objetivo y reto, de trabajar en el desarrollo de competencias que aumenten el capital psicológico organizacional.