A solucionar problemas también se aprende.

Un problema es una situación real o imaginaria a la que tenemos que dar una solución de la que no disponemos en este momento.

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Nuria Fernández López

La clave a la hora en enfrentarse a los problemas está en ocuparse de resolverlos, no en preocuparse por tenerlos, generando pensamientos bloqueantes que lo que provocan es más ansiedad y estrés.

Hoy en día, la cantidad de frentes con sus respectivos problemas a los que tenemos que enfrentarnos, en muchos casos llegan a generar auténticos bloqueos, que impiden encontrar posibles soluciones. Para arrojar un poco de luz, vamos a repasar algunas de las pautas básicas que se trabajan en el entrenamiento de la habilidad "solución de problemas", a fin de poner en marcha opciones de afrontamiento más eficientes. El objetivo general será mejorar una situación problemática o reducir el estado emocional negativo generado por la situación.

Como principios básicos hay que partir de las siguientes premisas:

  • Las situaciones problemáticas forman parte de la vida y es imposible evitarlas, aunque posible hacerles frente de manera eficaz.
  • Evitar responder de forma impulsiva.
  • No negar el problema, sólo si lo enfrentamos lograremos resolverlo.
  • Centrase en hechos objetivos, no en suposiciones.
  • Si el problema es muy grande, dividirlo en partes y abordar cada una por separado según su prioridad.
  • Fijar objetivos realistas.
  • Huir de posiciones blanco o negro, elaborar tantas posibles soluciones como se nos ocurran, desde diferentes puntos de vista, rara vez un problema tiene una única solución.
  • Valorar pros y contras de cada solución, con frecuencia la mejor solución no aparece a primera vista.
  • Una vez decidida una opción o varias, idear un plan de actuación.
  • Comprobar si la solución elegida ha tenido los resultados esperados.

D'Zurilla y colaboradores, autores de uno de los modelos más consolidados y conocidos de solución de problemas, definen la resolución de problemas como "el proceso autodirigido mediante el cual una persona intenta identificar o descubrir soluciones efectivas o adaptativas para situaciones problemáticas específicas".

Según estos autores (D'Zurilla y Nezu, 1999), la capacidad general de solución de problemas comprende una serie de habilidades específicas, junto a la motivación, la actitud y la valoración que hagamos de esos problemas.

D'Zurilla y Goldfried establecieron cinco fases en el proceso de "solución de problemas":

1) Orientación hacia el problema. Lo primero es reconocer que el problema existe, que está ahí y que no afrontarlo no hace que desaparezca, normalmente suele hacerse más grande.

2) Definición y formulación del problema. ¿Cuál es el problema? ¿Cuál es el estado actual del problema? ¿Cuáles son los obstáculos? ¿Cuál es la meta u objetivo que quiero conseguir? ¿Es realista?.

3) Generación de alternativas de solución. ¿Qué posibles soluciones hay? No descartar ninguna en este momento, por muy descabellada que parezca, puede servir posteriormente para generar nuevas ideas sumando distintas soluciones. Es el momento de abrir el campo de visión a todas las opciones posibles.

4) Escoger una solución: Establecer pros y  contras de cada opción, puntuarlas en un escala numérica, ¿Cuál es la mejor solución, aunque no sea perfecta? ¿Qué aspectos soluciona? ¿Puedo ponerla en práctica? ¿Qué necesito? ¿Cuánto tiempo necesitaré? ¿Qué consecuencias a corto, medio y largo plazo tendrá?

5) Implementación de la solución y verificación del resultado. No basta con elegir una solución e idear un plan de puesta en marcha, es importante establecer indicadores concretos para evaluar los resultados y verificar en qué medida las soluciones implementadas han resuelto todo o parte del problema.

Aunque este método es sobradamente conocido, con frecuencia cuando enfrentamos un problema, y a día de hoy, nos abruman, solemos dejarnos llevar por la parte más emocional que nos bloquea e impide encontrar soluciones. A veces, los bloqueos también vienen porque buscamos soluciones perfectas y raramente estas se presentan.

No existe una mejor forma de resolver problemas. La única forma de mejorar la habilidad es resolviendo problemas. Cada problema enfrentado, con o sin éxito, nos enseña a resolver el siguiente. Los problemas forman parte de nuestro día a día, las técnicas de solución de problemas no hacen que desaparezcan, sino que nos proporcionan herramientas para afrontarlos de la forma más eficaz y al menor coste.

 

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