No te hagas mala sangre

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Patricia Lanza

 

Nuestra edad cronológica (la que aparece en nuestro DNI) no tiene por qué coincidir exactamente con nuestra edad biológica (el estado en el que se encuentra nuestro cuerpo). Todos conocemos personas que no aparentan la edad que tienen. Algunas para bien, porque cualquiera les echaría muchos menos años, y otras muchas para mal, cuando pensamos que la vida les ha debido tratar muy mal.

Ese envejecimiento prematuro tiene que ver con factores que no podemos controlar, como la genética o el medio ambiente, pero también con otros que sí están en nuestra mano modificar. La calidad de la alimentación o el sueño, el ejercicio físico y mental que realizamos, etc. Van a jugar un papel fundamental en nuestro proceso de envejecimiento, acortándolo o alargándolo en mayor medida.

Otro aspecto fundamental en esto son los niveles de estrés a los que estamos sometidos. Ya sabemos que el estrés es algo natural y nos ha ayudado a sobrevivir como especie e individualmente, pero mal gestionado (y lamentablemente casi todos lo gestionamos muy mal), hace estragos en nuestro cuerpo.

El Dr. Hitzig, especialista en biología del envejecimiento y del estrés, considera que las personas más longevas son los que tienen más calidad de vida. Y esto incluye su capacidad para manejar las emociones negativas. Sostiene que quien es capaz de evitar el estrés emocional va a ralentizar su proceso de envejecimiento. Tras años de investigación con personas longevas llegó a la conclusión que eran más relevantes sus conductas y sus actitudes que sus características biológicas.

Según el Dr. Hitzig "Cada pensamiento genera una emoción y con cada emoción movilizamos un circuito hormonal que tendrá impacto en los 5 trillones de células que forman un organismo".

Por ello ha desarrollado un alfabeto emocional que nos ayuda a no "hacernos mala sangre", lo que va a repercutir positivamente en nuestra salud. Según Hitzig, las conductas R generan actitudes D, mientras que las conductas S generan actitudes A.

 

Así que básicamente el Dr. Hitzig nos recomienda desechar de nuestra vida los pensamientos negativos que nos estresan para sustituirlos por aquellos que van a generar una respuesta más positiva en nuestro cuerpo. Sencillo, ¿no?

 

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