"Es muy difícil suprimir los signos no verbales que traicionan nuestros auténticos sentimientos"
La interpretación habitual de la ecuación de Mehrabian, 7-38-55 sobre comunicación es que, en el significado total de un mensaje, el 7 % es verbal, el 38 % es paraverbal (entonación de la voz, tono, énfasis..., y el 55 % corresponde al lenguaje corporal (expresión facial, mirada, gestos...).
Mehrabian y Wiener investigaron la forma en que las personas juzgaban los sentimientos de otra, cuando lo que se dice no guardaba consistencia con el tono de voz empleado. El objetivo era conocer qué era más importante: el contenido (las palabras que usaba el emisor) o el tono de voz utilizado.
En el estudio, dos oradoras leyeron nueve palabras diferentes, que fueron grabadas. En un primer bloque tres de estas palabras tenían connotaciones agradables: "querida", "gracias" y "cariño".
Un segundo bloque estaba formado por palabras de corte neutro: tres «quizás», «ohh» y «realmente».
El tercer bloque se compuso de palabras con sentido negativo: "no", "terrible" y "bruto".
Posteriormente, se solicitó a 10 sujetos experimentales que escucharan las grabaciones y calificaran en qué grado era positiva la actitud de la persona que emitía el mensaje.
Para ello, facilitaron instrucciones diferentes, según los grupos a los que se asignaron los sujetos:
Mehrabian y Wiener encontraron que, cuando lo que se dice con palabras no es congruente con el tono de voz, la actitud percibida se basa principalmente en el componente tonal. Por ejemplo, la palabra «bruto», a pesar de tener una connotación desagradable, pronunciada en tono positivo transmitía una actitud positiva.
De su conclusión se desprende que Mehrabian nunca concluyó que la comunicación se ajuste a los porcentajes de 7-38-55. En realidad, esto solo se aplica en la interpretación del estado emocional y afectivo de las personas. Mehrabian lo expresa: "todos mis hallazgos sobre la incoherencia o comunicaciones redundantes se ocupan de las comunicaciones de sentimientos y actitudes".
Sus conclusiones reales fueron:
Por tanto, la archiconocida y citada regla 7-38-55 se aplica fundamentalmente a las conversaciones en las que entran en juego emociones y sentimientos.
Esto no contradice en absoluto al hecho de que las señales no verbales juegan un papel muy importante en la comunicación interpersonal. Lo que es especialmente evidente cuando nuestro tono de voz, gestos y expresiones faciales contradicen nuestras palabras.
Para transmitir actitudes y emociones, la comunicación no verbal juega un papel muy importante como muy bien podemos constatar en nuestro día a día. Del mismo modo que prestamos atención a la mirada y a los gestos de nuestro interlocutor, también debemos prestar atención a su tono de voz, ya que podemos obtener mucha información con relación a su estado de ánimo, información que hoy en día resulta clave en los equipos. El tono de la voz es uno de los elementos de mayor influencia sobre la comunicación, en él existen toda una serie de parámetros sonoros que dan sentido, de manera consciente e inconsciente al mensaje que estamos transmitiendo: timbre, intensidad, velocidad, claridad o la proyección, entre otros. Si preguntamos a alguien ¿qué tal se encuentra? Y nos responde que ¡bien! pero con un todo lastimero, es obvio que hay alguna incongruencia en el mensaje.
En la situación actual donde el componente gestual está muy limitado, se limita a un recuadro en una pantalla, no debemos pasar por alto la importancia que los parámetros de la voz, tono, intensidad, ritmo, volumen, vocalización, velocidad, tienen en nuestra comunicación diaria.
Una forma fácil de mejorar nuestro tono de voz es sonreír. Cuando sonreímos, se eleva la parte de atrás del paladar y hace que las ondas sonoras de la voz salgan de la garganta con más fluidez. La voz suena más suave y cálida, al punto que somos capaces de distinguir por el tono de voz si la persona que está al otro lado del teléfono está sonriendo, lo que se conoce como "sonrisa telefóncia".