Leía el pasado 22 de mayo en el país digital un artículo bastante interesante en tanto que refleja una sensación bastante común y extendida. Es la sensación de "cerebro frito". "Cerebro frito" haciendo referencia al desgaste y agotamiento, que ha supuesto y en muchos casos sigue suponiendo la pandemia sumada al teletrabajo.
Esta sensación que viene derivada de estar en todos los frentes y en ninguno a la vez. Con la irrupción del teletrabajo en nuestras vidas todas las ocupaciones diarias ocurren en el mismo espacio: nuestra casa, y aunque todos tenemos claro la importancia de establecer límites, en la práctica no es tan sencillo. La situación de teletrabajo supuso al principio una gran dificultad para separar vida profesional y personal, y aunque esto ha tendido a un cierto orden, todavía en muchos casos nuestra vida se nos presenta caótica y mezclada, con todas las esferas confluyendo en el mismo sitio.
Hemos entrado en modo "superexigencia y supervivencia", tratando de dar respuesta a todo y de estar en todas partes, se nos exige mucho, y lo peor, nos lo autoexigimos. Por este motivo, es frecuente que acabemos sacrificando nuestro tiempo y nuestros intereses para poder cubrir exigencias familiares y profesionales, con la consiguiente frustración y estrés.
Es muy fácil ponerse a mirar el correo a las 8 de la mañana porque el portátil está al lado de la cafetera o saltarte el descanso de después de comer porque la mente sigue dando vueltas a distintos temas. Nuestra mente se nubla por pasar tanto tiempo sin descansos y sin límites claros. La ganancia de productividad acumulada gracias al trabajo en remoto empieza a resentirse, ya el estrés y la saturación como consecuencia de la conexión permanente son más que evidentes.
Implementar algunos hábitos en nuestra rutina laboral puede servir de gran ayuda para minimizar el impacto que esta sobresaturación conlleva.
Todo hace prever que avanzamos hacia modelos de trabajo remoto e híbridos, por tanto, debemos tomarnos bastante en serio lo que los datos ya nos están diciendo, que el teletrabajo ha supuesto mayor sedentarismo, la practica de menos deporte, problemas de salud, como dolores de cabeza y musculares, comidas poco saludables, todo ello con un gran impacto en todos los órdenes de nuestro bienestar.