Salvo para los que llevan la persistencia en los genes, que no suelen ser muchos, para el resto de la humanidad la persistencia es una tarea pendiente, ya que nos desanimamos con facilidad en cuanto las dificultades empiezan a asomar. No con todas las tareas, claro está.
Cualquier decisión necesita de energía extra para mantenerse a lo largo del periodo de ejecución. Son muchos los obstáculos que debemos salvar: cansancio, aburrimiento, desinterés, falta de confianza, dificultades externas, procrastinación, falta de apoyos, etc.
Por lo general nos cansamos de mantener el esfuerzo, nos falla el ánimo, nuestras expectativas no se ven cumplidas, nos decepcionamos y empezamos a buscar razones para desistir. Pero no con ello nos sentimos mejor, ya que el abandono suele ir acompañado de irritación, frustración, desanimo, etc. Reactivar el ánimo y despertar el interés de nuevo requiere de un esfuerzo extra.
No obstante, no todas las personas reaccionan igual ante las dificultades, hay quienes ante la dificultad abandonan y hay quienes ser crecen. En ambos casos las claves para mantener la motivación en la tarea pasan por desarrollar la confianza en uno mismo, la resistencia, el optimismo, el sentimiento de competencia, el control de emociones negativas, la ansiedad y el estrés, el ajuste de expectativas, la auto responsabilidad, y muy especialmente la creencia en la propia capacidad de mejorar y encontrar solución a los problemas. Aunque así enumerados parecen demasiadas cosas, lo cierto es que al ir mejorando y potenciando unas, se mejoran y potencian las demás, ya que hay mucha interrelación entre ellas. Potenciar la creencia en la capacidad de mejorar es un fuerte impulsor de energía y optimismo, así como aprender a centrarse en el proceso más que en el resultado inmediato.
A la hora de alcanzar metas y objetivos resulta de gran importancia la interpretación que hacemos del error o del fracaso. Hay culturas, la nuestra es una de ellas, en las que el error se interpreta como un fracaso, sin embargo, para otras culturas, el error es condición indispensable para el éxito, ya que se entiende como fuente de aprendizaje necesaria.
La perseverancia es sin duda otra de las claves en la consecución de objetivos, y en el mantenimiento de la motivación en la tarea. Siendo probablemente el mejor predictor de éxito en cualquier actividad. Muchos resultados que se creen relacionados con el talento, en realidad lo están con la práctica intensa. La perseverancia, también constancia, es el hábito de mantener el esfuerzo para alcanzar una meta a pesar de la dificultad, el aburrimiento o la frustración. Es una de las grandes fortalezas personales a cultivar y desarrollar, y uno de los mejores predictores de logro. La perseverancia se ve obstaculizada por la falta de confianza, los sentimientos de incompetencia, el perfeccionismo, la idea irracional de que los resultados de pueden alcanzar sin dificultades y sin errores en el proceso.
Teniendo en cuenta que el hábito se adquiere por repetición, conviene fomentar la repetición de actos que impliquen perseverancia. Superar la idea del "tiene que haber un modo fácil de hacerlo" resulta clave, vivimos sometidos al fácil y rápido para todo, nos cuesta especialmente soportar el esfuerzo mantenido, aceptar el error como parte del proceso y recuperarnos de los fracasos; todos aspectos de impacto directo en el mantenimiento de la "motivación en la tarea".