"Violencia: conducta intencionadamente dirigida a provocar un daño físico a otros".
El comportamiento de rebaño es un término que se ha aplicado a muchos aspectos de la conducta humana. Aunque las personas suelen pensar en sí mismas como individuos, hay muchas situaciones en que dejan da actuar como individuos y actúan diluyendo la responsabilidad de sus actos en el grupo, tal es el caso de muchos comportamientos violentos.
Así, cuando un grupo violento señala y ataca a una víctima, hay un proceso de desindividuación, que hace que los miembros del grupo pierdan el sentido de las consecuencias de sus acciones. La razón es rebasada por la emoción de la violencia, y está acompañada por una sensación de ausencia de responsabilidad. Se llega así a algo tan aberrante como "la naturalización de la violencia". La consciencia deja de funcionar y se produce una abdicación de la propia responsabilidad, la individualidad se desvanece.
A veces, nos cuesta entender como el ser humano puede ser capaz de realizar determinados comportamientos, pues aquí una explicación que permite entrever por donde pueden ir los tiros:
"En el poder de un grupo sobre una persona en estado de indefensión se proyecta un odio subyacente devenido de alguna idea de discriminación, o de algún prejuicio. Hay un desprecio explícito del sufrimiento de la víctima, sumado a la satisfacción del ejercicio del poder, la humillación y la vulnerabilidad del otro". El individuo o grupo violento suele anestesiarse pensando que su comportamiento violento está justificado. Intolerancia y violencia suelen ir de la mano.
No obstante, como en "casi" todo, no existen verdades absolutas, y los factores psicológicos que se asocian específicamente a la aparición de este tipo de conductas no están claramente determinados, y son explicados de forma diferente por distintas teorías. Muchos individuos que crecen en ambientes de violencia social no desarrollan nunca conductas agresivas, de la misma manera que muchas personas altamente agresivas proceden de ambientes educacionales aparentemente normales. Además, a la asociación de la conducta adulta con la historia de violencia familiar habría que incorporar, a raíz de los datos arrojados por múltiples investigaciones, componentes biológicos que están también en la base del comportamiento.
Este, es un tema de gran alcance y complejidad, que nos lleva, o debe llevarnos, a muchos planteamientos como individuos y como sociedad.
Por suerte, el comportamiento humano es moldeable. Cierro con unos párrafos de las conclusiones a las que llegaron un grupo de científicos convocados por Naciones Unidas hace ya unos cuantos años, con el objetivo de refutar algunos mitos existentes acerca de la guerra y la violencia. Sus conclusiones se recogieron en un manifiesto en el que se expresa con claridad que la violencia se aprende y la paz también:
Algunos mantienen que la violencia y la guerra no cesarán nunca porque están inscritas en nuestra naturaleza biológica. (...). Este mito está muy extendido, según diversos estudios realizados en más de 16 países, entre el 40% y el 60% de los estudiantes universitarios creen dicho mito y se comportan de acuerdo con lo que creen. (....) Nosotros decimos que no es verdad, Asimismo, en otros tiempos se mantenía que la esclavitud y la dominación basadas en la raza y el sexo estaban inscritos en la biología humana, unos cuántos incluso pretendieron poder probarlo. Actualmente sabemos que se equivocaban, (...) La construcción de la paz empieza en la mente de los hombres. (...) Es incorrecto decir que no se podrá suprimir nunca la guerra porque forma parte de la naturaleza humana, porque la cultura humana no confiere la capacidad de moldear y transformar nuestra naturaleza de una generación a otra. (...) es incorrecto decir que la guerra es un fenómeno instintivo, porque no existe un solo aspecto de nuestro comportamiento que no pueda ser modificado con el aprendizaje... (UNESCO, Manifiesto de Sevilla contra la violencia).