La decisión, condición necesaria para el cambio, pero no suficiente. Con frecuencia no quedamos en el querer y no avanzamos de etapa.
El cambio y la transformación forman parte de nuestra esencia, sin embargo, cambiar un comportamiento o actitud siempre nos resulta una tarea compleja, no es fácil, y hay destinos a los que no conseguimos llegar nunca. Por el contrario, otras transformaciones las vivimos casi sin darnos cuenta.
La gran pregunta que todos nos hacemos es: ¿qué tiene que suceder, qué necesitamos para cambiar nuestras actitudes o comportamientos?.
Partamos del hecho básico de que para el ser humano el cambio es difícil y existe en todos nosotros una gran resistencia al mismo. Hacer un cambio duradero rara vez es un proceso simple, y por lo general implica un gran compromiso de tiempo, esfuerzo y emoción por nuestra parte. A modo de reflexión debemos saber que para que se produzca un c`mbio de conducta, actitud o comportamiento deben darse los siguientes requisitos:
1- Querer hacer, lo que alude a la motivación de la persona para cambiar.
2- Saber cómo, que alude a los conocimientos necesarios para el cambio.
3- Tener la oportunidad, que alude a la posibilidad y al control que tenemos sobre las circunstancias que nos rodean.
4- Tener la voluntad para hacer lo que sea preciso para que el cambio se produzca, que alude a la disposición.
Por supuesto, como en casi todo, existen distintas teorías o modelos que pueden ayudarnos a profundizar en el tema, pero sólo me voy a centra en el Modelo de etapas de cambio o modelo transteórico (Prochaska 1979). La idea fundamental que aporta este modelo es que el cambio de comportamiento es un proceso y no un acto, y que las personas nos encontramos en diversos niveles de motivación o disposición para cambiar.
Este modelo establece que cuando nos plantemos un cambio hacemos el siguiente recorrido. El paso de una etapa a otra y el tiempo en cada una, ni es universal ni está predeterminado.
Este modelo nos posiciona ante el hecho de que el cambio ni es fácil, ni mucho menos rápido, que ocurre gradualmente y las recaídas son una parte inevitable del proceso. Y con estos mimbres, igual ya podemos empezar a tejer el cesto! Sabiendo por dónde transitamos es más fácil enfocar el destino, o reconducir, si es necesario.