Lamentablemente, vemos cómo la opinión distinta, la opinión divergente, la opinión mayoritaria o minoritaria, se ha transformado en una afrenta para quienes no la comparten.
Somos cada día testigos de cómo el lenguaje violento puede observarse sin pudor alguno en cualquier foro. Valga simplemente asomarse a cualquier red social.
El pensar diferente y el poder expresarlo con respeto y sin miedo, no es tarea fácil, se expone uno a ser diana de críticas, rechazo, agravios y hasta estigma; parece que la posibilidad de estar equivocados ha desaparecido de escena.
Intolerantes e intransigentes, en definitiva, quienes tienen más problemas de escucha, no están dispuestos a aceptar la diferencia.
Hoy en día se debate por todo, ya sea candidatos políticos, planes económicos, la situación de un país, la perspectiva de género, teorías de todo tipo. Y en un mundo polarizado que a nadie se le pase por la mente opinar distinto, porque ello conllevará a que le encasillen inexorablemente en un bando u otro, en bueno o malo, blanco o negro, víctima o verdugo...Paradójicamente, aunque se nos llena a la boca de tolerancia, respeto, conciliación, empatía, y más cosas, hemos llegado a extremos donde no se respeta lo que piense el otro por el simple hecho de pensar diferente. Nos enrocamos más en convencer y desestimar, que en escuchar lo que el otro tiene que decir, hasta tal punto que permitimos que las opiniones penetren en lo personal y se produzcan disputas en un ambiente que en muchos casos raya la hostilidad manifiesta. Son muchos los casos en los que un debate concluye con el insulto o la mofa.
Respetar las diferencias, ya sean de raza, cultura, religión, sexo, política, o cualquier posición, es la clave de la tolerancia que nos ayudará a evitar tomar decisiones basadas en estereotipos, prejuicios y dogmas.
La capacidad de escucha y empatía es inversamente proporcional a la creencia de "poseedor" único y universal de la verdad, la capacidad de escucha se pierde cuando la motivación primaria es la contraargumentación y la anulación de las creencias y opiniones de nuestro interlocutor.
Saber respetar el pensar diferente implica hacer una pausa, reflexionar, hacer una escucha atenta, debatir y generar un diálogo respetuoso con nuestras legítimas diferencias, donde el pensamiento crítico y la opinión, no sean vistos como una provocación, sino más bien como un valor para construir en la diversidad.
Respetar es aceptar que el otro tiene otras metas, otras inquietudes, otras necesidades, otras prioridades, otra cultura, otra ideología, etc. y que sus opiniones, decisiones, inquietudes y demás, son tan válidas como la nuestra, e incluso en algunos casos tal vez hasta más.